Uno de los muchos privilegios de la orografía vasca es que a apenas media hora a pie de sus ciudades el mendigoizale está ya en pleno monte. Ysi alguien los sabe bien son los vitorianos, a quienes los Montes de Vitoria les permiten disfrutar a la puerta de casa de paseos y caminatas que en nada tienen que envidiar a macizos más grandes y remotos.

Esta vez la visita al cordal que delimita la Llanada alavesa con Treviño sirve de excusa para conocer una de los ancestrales rutas que atravesaban la sierra: La Colada de Peña Betoño. Se trata de la antigua vía pecuniaria que unía La Rioja Alavesa con la capital vitoriana. Esta ruta contó con un importante movimiento comercial relacionado con el intercambio de ganado, vino y otros productos agrícolas. El caminante aún puede encontrar tramos empedrados, por los que transitaron los carros durante siglos.

La excursión nos lleva por la colada (cañada) desde el Jardín Botánico hasta la misma muga con Treviño, para recorrerla luego durante un rato por el cordal de la sierra y ascender el Peña Betoño (más conocido como Askorri) y Lendiz antes de retornar a Vitoria por Olarizu, otro de los símbolos de la ciudad.

Comenzamos la caminata en la Casa de la Dehesa del Jardín Botánico. Cruzamos la explanada que sirve de aparcamiento con la cruz de Olárizu frente a nosotros y salimos a un pista, que seguimos hacia la izquierda. Afrontamos el tramo más monótono de la excursión. Desemboca en otra que lleva (dch.) a Mendiola (0h.15’), cruzamos el pueblo y seguimos la pista asfaltada que se dirige hacia la sierra. Aquí empezamos a ver las balizas rojas y amarillas del PR-A 20 que nos acompañarán hasta la divisoria.

Tras kilómetro y medio dejamos por fin la carretera para continuar (izd.) por un bonito camino con vista a Monasterioguren. Esta marcada y bonita senda discurre entre quejigos y, tras cruzar un puente de madera, desemboca en una pista de grava a la altura de un poste de señales (1h.05’).Un poco más adelante, cogemos otra amplia pista (dch.) que recorre la loma Pekomendi y desemboca en el collado conocido como Cruce de Las Divisas (1h.25’).

Seguimos por la senda que tenemos enfrente, donde no tarda en aflorar el empedrado de la ancestral calzada, de nuevo visible más arriba en el hayal, en el tramo sin duda más bonito de la excursión. El sendero muere en un pista cerca ya del cordal (2h.00’), que seguimos (dch.) unos metros hasta encontrar un sendero (izd.) que remonta con ganas por el hayedo y al que siglos de uso y erosión lo han convertido a tramos en una verdadera trinchera.

Próximos ya al portillo de Peña Betoño (donde termina el PR), tras cruzar una solitaria puerta en medio de hayedo, giramos a la derecha en busca de una senda dibujada en la hojarasca, que al poco rodea por el norte el cercano Peña Betoño, más conocido como Askorri (2h25’). Aunque llegó a ser cima ‘centenaria’ a mediados del siglo pasado, hoy pasa desapercibido en la divisoria entre Álava y Treviño y ni siquiera tiene buzón.

Retornamos al sendero que recorre el cordal pegado a la alambrada que separa Castilla de Euskadi. La valla no tarda en dividirse. En este punto continuamos pegados a la que desciende a la derecha por el hayedo en fuerte pendiente y que acaba desembocando en un camino junto a un poste de señales del GR- 282 (Senda del Pastoreo). Convertido en pista y siguiendo la balizas rojiblancas, se dirige hacia el Puerto de Vitoria.

No llegaremos tan lejos. En el tramo por la parcelaria, a la altura de una vaquería, cogemos una pista que remonta hasta unos prados. A nuestra derecha, arriba, esta el Lendizgana, que alcanzamos rodeando la loma que no nos lo deja ver (3h.45’). Ya con Vitoria a la vista, seguimos el cordal. Una senda desciende al collado Aztazuieta y, por pista, subimos a las antenas del Gaztelumendi. Otra vertiginosa senda nos deja en Gaztelu, desde donde ascendemos al Santakurutzgana, popularmente conocido como Olarizu (4h.30’). Bajo la cruz, un camino desciende hacia Vitoria y nos lleva de vuelta la Casa de la Dehesa (4h.45’).