Al sur del Parque Natural de Izki, que alberga el mayor marojal de Europa, se encuentran tres cumbres con un perfil muy característico en forma de proa de barco: Soila, Muela y El Santo. Su modelado, tabular por la vertiente norte y cortado a pico por la sur, es el resultado de las fuerzas tectónicas que hace 100 millones de años formaron estos montes a partir de lo que originalmente era un mar. Unir estas tres puntas es un entretenido ejercicio que permite descubrir la belleza y alguno de los secretos del parque. Si además realizamos la excursión en esta época, disfrutaremos de la explosión de color que vive el paraje en otoño.

La marcha comienza en Parketxe de Korres. Desde el lateral del edificio parte la Senda El Agin, una de las quince que recorren el parque. El camino, balizado, se aleja del pueblo y gana altura con suavidad, primero por bosque y luego en terreno abierto, pedregoso y salpicado de enebros y bojes. Así alcanzamos el portillo del Avellanedo (0h.35"), un excelente mirador en el cordal de Soila. Aquí comienza el descenso al valle, pero lo dejaremos para más tarde. Primero vamos a la cima (0h.45"), a la que se llega por la cresta y tras bordear el Ojo de Soila, curioso agujero natural que atraviesa la arista.

De vuelta al portillo, un sendero desciende por la vertiente más escarpada de la montaña, en la que incluso se han instalado maromas en un par de tramos especialmente pendientes. Pasamos junto a un imponente tejo declarado Árbol Singular y seguimos bajando hasta confluir con la Senda Antiñana (1h.20"). La seguimos hacia la derecha, aunque en el primer desvío (izd.) vamos a la búsqueda de la Senda Bujanda, por la que continuamos, a través del cañón del río Korres, hasta la presa de Aranbaltza (1h.55").

Cruzamos por el dique y cogemos, en la otra orilla, una difusa senda que sube a la derecha y se hace más evidente al llegar a una pedrera. Más arriba,se atraviesa una alambrada y se gira a la izquierda en busca de terreno despejado. Ya bajo los cortados y con excelentes vistas de Soila, el sendero se convierte en un camino carretil que discurre cerca del precipio y luego tuerce a la izquierda hasta el portillo de Villanueva (2h.30").

Desde aquí, la pista baja a Korres, así que la abandonamos para internarnos en el bosque (izquierda) hacia Muela. Bordeamos una hoya y mantenemos dirección suroeste por el hayedo hasta encontrar un sendero, que no es otro que la Senda San Román, que une Korres y San Román de Campezo. Siguiendo por la izquierda, nos lleva sin pérdida hasta el portillo La Casilla, entre Muela y El Santo (3h.00"). Ascendemos primero a Muela por un camino marcado con hitos que lleva a la cima (3h.15"), protegida por unas hayas.

De vuelta al collado, nos dirigimos a El Santo, aunque antes visitamos la ermita de San Román, excavada en la peña (3h.35"). Desde el eremitorio, desandamos el camino pegados a la roca hasta un pequeño corredor por el que accedemos al cordal cimero, que debemos recorrer en su integridad hasta la cima (3h.50"). El GPS confirma la apreciación del ojo humano. No es el punto culminante de la meseta cimera, pero está justo en la vertical de San Román y la ermita. Tras disfrutar de las vistas, seguimos por el lapiaz, pegados al borde del cortado, hasta confluir de nuevo con la Senda San Román. En realidad es una variante que bordea El Santo, pero que nos sirve igualmente para volver a Korres (4h.50").