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El encinar de Sopeña, Karrantza

PR-BI 121

Viernes, 03 de Julio de 2020

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Al socaire del monte Armañón, en el corazón del Parque Natural al que da nombre, se extiende el encinar de Sopeña, un bello bosque de cuento más propio de otras latitudes. Su interés radica en que se trata de un encinar típicamente mediterráneo ubicado en plena cornisa cantábrica, posible gracias a los farallones que le protegen de los fríos vientos del norte y su orientación sur. Todo ello crean un microclima especial que permite esta singularidad botánica.

INFORMACIÓN MIDE

  • Horario: 3h.15'

  • Distancia: 12.0 km.

  • Desnivel positivo: 470 m.

  • Severidad del medio: 2

  • Dificultad orientación: 3

  • Dificultad del terreno: 3

  • Esfuerzo necesario: 3

  • Tipo recorrido: Circular

El recorrido comienza y termina en el pequeño barrio de El Suceso, que recibe el nombre de la Virgen del Buen Suceso, patrona de Karrantza. En el barrio destaca su plaza de toros pegada a la iglesia. Se trata de una de las mayores peculiaridades arquitectónicas y sociales de Las Encartaciones: pequeños cosos taurinos que flanquean ermitas e iglesias.

Iniciamos las caminata en el panel del Parque Natural que hay junto al ruedo. Pasamos junto a un caserío adosado al coso y seguimos la pista asfaltada que se dirige al norte. Enseguida llegamos a una bifurcación, donde seguimos por la derecha, todavía por asfalto. A unos 400 metros, un camino forestal remonta (izd.) bordeando un eucaliptal. Desembocamos en un prado que cruzamos para tomar otro camino que discurre rodeando el Picosal. Más adelante, en un tramo llano, se convierte en un sendero. Tras bordear el Sorrondegi, se abre ante nosotros el Armañón.

Descendemos al collado Campa de los Palos y bordeando la loma Fuente de Oro, llegamos al Portillo de los Motijones Un poco más adelante, un poste indica el cercano dolmen de La Lama y los más montañeros tienen desde aquí la cima del Armañón a menos de 15 minutos.

Más adelante dejamos la pista de grava y tomamos un ancho camino (izd.) entre helechos. Tras rebasar un depósito de aguas, una trocha (izd.) nos adentra en el bosque encantado, donde conviene no perder de vista las señales blancas y amarillas. La parte alta del encinar es la más intrincada. El camino discurre entre rocas cubiertas de musgo, encinas retorcidas que forman fantasmagóricas figuras y castaños centenarios. Un escenario que nos traslada a mundos oníricos.

Según perdemos altura, el bosque se abre y adehesa. Más adelante salimos a una pista. Por la izquierda, no tarda en desembocar en otra más amplia. A la sombra de coníferas y plantaciones de roble americano, el vial lleva a Paules. No llegaremos tan lejos. En un pequeño robledal, nos desviamos para seguir un camino que bordea la vaguada del arroyo Zarangustillo y desemboca en una pista que nos devuelve a El Suceso.

Puntos de interés: Barrio de El Suceso, con su ermita y la plaza de toros. Encinar de Sopeña. Vistas al valle.

 

 

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