Al sur de Cantabria, en el límite con las tierras de Campoo a las que pertenece está Aguayo, uno de los rincones más bellos y menos visitados de la Comunidad vecina. Este elevado valle surcado por ríos y arroyos tributarios del Besaya perteneció a la Hermandad de las Cinco Villas. La capital es San Miguel donde destaca la torre medieval de los Gómez de Bárcena (s. XVI), de cuatro alturas y con un gran escudo de armas en la fachada. Esta tierra de prados, vacas y hayedos está separada del embalse del Ebro por una línea de cimas herbosas perteneciente la divisoria de aguas cantábrico-mediterránea. San Miguel ocupa el centro de esta cuenca delimitada por las cimas de Otero, Fuente del Moro, San Morín y Gañimones. Hacia el Este está el embalse de Alsa; al Oeste, los montes terminan en el Pico Haro, mirador de Reinosa.

Junto a la iglesia de San Miguel (s. XVI) hay un buen aparcamiento. La fuente queda más lejos. Otero, oculto por el arbolado, está sobre nosotros. Un camino (dch.) sube entre la tapia del cementerio y una vaquería. Vamos hacia arriba. Tras cruzar un prado en pendiente, al inicio del arbolado, hay una bifurcación (0h.10'). Subimos por la derecha, por terreno machacado por las vacas. El camino se interna en un hayedo joven salpicado de acebos y gana altura. Estas hayas de San Miguel son la reliquia de un bosque más antiguo diezmado entre los siglos XVIII y XIX para fabricar el carbón vegetal que abastecía las importantes ferrerías de Santiurde de Reinosa y Gorgollón en Pesquera.

Tras un penoso recorrido (por el barro) se llega a una extensa braña salpicada de espinos (0h.35'), caballos y vacas, alguna tudanca. La cumbre del Otero queda al final de cuesta. Se puede subir por una antigua pista que surca la ladera herbosa o monte arriba. Llegar al alto exige un corto esfuerzo. Es llano y despejado (1h.00'). Está ocupado por una antena y un vértice sobre un afloramiento calizo. También hay una charca. Buenas vistas sobre el embalse del Ebro y la cordillera de Campoo, en un paraje donde la niebla se cierra con facilidad.

Vamos hacia Fuente del Moro. Se divisa a la derecha (O), lejos, cubierto de pinos. Bajamos ladera abajo hasta enlazar con la pista del repetidor (viene de San Miguel). Luego marchamos sin sendero por los altos. Aflora la roca y medran las árgomas invasoras hasta descender por sendas de ganado al collado llamado La Horca (1h.25'). Allí, en una extensa turbera, nace el arroyo Las Nieves. Lo vadeamos. Una alambrada y cruzamos (de frente) a una repoblación de pinos silvestres de los años 70. El camino es una pista que sube con suavidad por el centro de la braña Los Coteros. Vemos un poste del GRS-68 (Ruta de Corconte).

Nueva alambrada (1h.55'). Tiene paso. El camino que hemos abandonado era el GR-74, que lleva a San Miguel. Continuamos prado arriba, sin esfuerzo hasta cruzar con la pista que sube de la Ermita de las Nieves, en Monegro. Es la patrona de Campoo. Se interna en un pinar cerrado por la argoma y rodea la cima. Más sencillo es marchar monte arriba tras las trochas de ganado y saltar de terraza en terraza hasta el vértice cimero (2h.25'). Está en el centro del argomal y tiene pocas vistas.

Perdemos unos metros entre árgomas y brezos para continuar hacia Gañimones. Cortafuego sobre el lindero del bosque. Lo seguimos (izq.) hasta encontrar otra alambrada con paso. Al otro lado se extienden una serie de lomas herbosas y despejadas. La primera es San Morín (3h.10'). Está sin señalizar. Vamos por los prados entre ganado hasta tropezar con la enésima alambrada. Vemos un apilamiento de piedras por donde es más sencillo cruzar. Al otro lado se extiende la braña del Gañimones. Remontamos por la hierba y pisamos la cima. Está en el centro de un prado sin señal alguna (3h.30'). Buenas vistas.

Volvemos a San Miguel. Para ello cruzamos la alambrada y nos asomamos al Escalerón. Es una rampa herbosa de fuerte pendiente (50%) sostenida y sin peligro que nos deja en la braña Gandarias, salpicada de avellanos, fresnos y acebos. Hasta allí llega un camino para todoterrenos, que en suave descenso a través hayedos y rebollares que cubren las vertientes de los arroyos y prados nos devuelve a San Miguel de Aguayo (4h.35').