Urdaibai y su entorno atesoran un enorme valor natural representado en su extenso encinar cantábrico. La Reserva de la Biosfera ha ayudado a conservar este rico y singular ecosistema. Por desgracia, no ha sucedido lo mismo con las zonas que rodean al espacio protegido, donde las explotaciones con fines comerciales (pino y eucalipto) han ido ganando terreno hasta hacer desaparecer las especies autóctonas o, a lo sumo, dejarlas en manchas apenas testimoniales.
Es el caso del Illuntzar. La laderas del coloso de Lea-Artibai están pobladas de pinares y eucaliptales, pero entre ellos sobreviven dos pequeños bosques auténticos vestigios dendrológicos de la masa forestal que pobló la costa cantábrica en tiempos pasados. Son el hayedo de Airo y el encinar de Oñiz. Especial mención merece el primero, un lugar mágico y evocador en lo estético y una absoluta singularidad etnobotánica por su particular situación geográfica y su riqueza entomológica pese a su pequeño tamaño. Así que aprovecharemos la ascensión al Illuntzar desde Gizaburuaga para conocer ambos lugares y disfrutar de la tranquilidad de una ruta poco frecuentada.
La marcha comienza en el polígono Okamika, poco antes de llegar al pueblo desde Aulesti. Frente al primer pabellón, a la altura del desvío a Okamika II (cartel) nace una camino que sube hacia el monte. Está señalizado con un poste del PR-BI 148, única referencia que veremos de este sendero deshomologado hace años.
Este camino -luego pista forestal- nos llevará hasta casi el cordal cimero por la cara norte del Illuntzar a través de pinares y eucaliptales de repoblación. Una ascensión sin más obstáculos que los restos de las frecuentes entresacas a las que son sometidos. Desechando los desvíos que salen al paso, acabaremos por desembocar en la pista que viene de Nabarniz (0h.55’), en las inmediaciones de un caserío en ruinas (dch).
HITOS
Illuntzar: 726 m. (UTM:30T 535389.05 E, 4795698.88 N) Puntuable para los Cien Montes.
Cómo llegar: AP-8 hasta la salida de Amorebieta/Gernika, BI-635 hasta Zugastieta, BI-3231 hasta Munitibar, BI-3447 por Aulesti hasta el desvío al polígono Okamika (Gizaburuaga).
Cartografía: MTN 62-II (Gernika), 1:25.000, del IGN.
Nos plantamos ante la que en su día fue imponente edificación, que pese a su estado arruinado conserva su majestuosidad pretérita. Es el caserío Airo, que toma el nombre del hayedo que se eleva ante él. Formado por apenas un centenar de ejemplares -alguno de los cuales ha sucumbido a los últimos temporales-, su singularidad radica en la latitud y altitud a la que se encuentra. Estamos sin duda ante el último reducto del bosque mucho más extenso que pobló la zona y en el que sus ejemplares trasmochos evidencian su uso y explotación humanos.
Frente al caserío nace un camino (poste del PR-BI 174) que atraviesa el hayedo y desemboca en una pista que nos deja en el cordal cimero. Estamos en el collado Motrollu (1h.10’), al que da nombre la cima que se alza a nuestra derecha. Aquí los ‘tachamontes’ pueden auparse al cordal y añadir a su colección las tres lomas previas al Illuntzar. Nosotros continuamos (izd) por el camino que lleva al amplio collado entre el Madalesta y el Saraua. Tenemos la segunda oportunidad de subirnos al cordal o seguir el camino que lo rodea (dch) hasta el siguiente collado, significado por la sima Ineritz. Ahora sí, continuamos por la divisoria, pasamos por el Irurkitza (antecima sin distintivos) y llegamos al Illuntzar (1h.45’). Su prominencia ofrece una de las panorámicas más amplias de la montaña vizcaína pese a su relativa modesta altitud.
Iniciamos el descenso continuando el cordal. Bajamos a un collado que atravesamos por un corral y seguimos un sendero difuso por un pasillo herboso que va cayendo hacia la vertiente norte (izd). Pasamos por el Akaputxer, otra loma sin distintivos, y perdemos altura por trochas de animales hasta un collado con una balsa de agua. (2h.05’). La rodeamos para tomar una pista que baja en zigzags por una ladera recién talada para cruzar luego un encinar donde los afloramientos de roca nos recuerdan la base caliza de esta montaña y llegar por un pinar a la pista cementada (2h.35’) que lleva a los caseríos de Oñiz.
Afrontamos ya el largo descenso hacia el valle, en el que pasamos por el encinar de Oñiz. Por el camino, tres paneles informan sobre las características y singularidades de este bosque. La pista nos lleva a la carretera de Aulesti, por la que caminamos 300 metros hasta el desvío que nos devuelve a Okamika (3h.10’).