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Ruta por el Gorbea: la casa de Mari

Paseo guiado para descubrir el misterio que rodea los bosques cuevas y vaguadas del parque natural

Jueves, 02 de Agosto de 2018

El Parque Natural del Gorbea esconde secretos naturales como el macizo de Itxina, uno de los parajes más abruptos del País Vasco. Su aspecto rotundo de mole calcárea alberga simas, dolinas, cuevas y sumideros, un laberinto de sorpresas donde se podría perder incluso el Minotauro. Una ruta guiada acerca el lugar a animados senderistas. Dirige sus pasos hasta la cueva más significativa de la zona, la majestuosa Supelegor, para colarse sin miedo en su interior y descubrir el modelado kárstico. No es el único objetivo. El grupo descubrirá también el tantas veces fotografiado Ojo de Atxular y comprobará cómo los humanos hemos sido capaces de adaptarnos a entornos difíciles. Para ello hay que acercarse hasta Neberabarri y la borda de Lexardi, un rincón envuelto en un halo de misterio donde todavía se pueden escuchar los cencerros de las ovejas y el eco de los pastores. Antes de llegar hasta el refugio de montaña donde degustar queso mimado por los pastores del Gorbea. De narrar leyendas repletas de mitología y de magia.

Ruta por el Gorbea - Bizkaia

Dónde
Macizo de Itxina.
Distancia
Ruta circular de 11 km.
Duración
6 horas.
Recomendaciones
Llevar agua.
Precio
Desde 28 euros (para grupo de 8 personas. Consultar precios para otros grupos.
Incluye
Guía titulado y seguro.
No incluye
Transporte hasta la salida (posible precio con transporte incluido).
Reservas
info@euskaditrek.es. 635715754
Web
www.euskaditrek.es.

La caminata aborda el biotopo protegido de Itxina, un macizo de unos 120 millones de años formado a partir de depósito de sedimentos y restos de organismos. Moluscos y corales se fueron acumulando cuando la zona estaba sumergida bajo el mar subtropical que por entonces cubría Bizkaia. La roca caliza exhibe multitud de fósiles que pueden ser observados a simple vista por los caminantes. La erosión kárstica alimenta su imaginación con formar caprichosas. La excursión comienza en el área recreativa de Pagomakurre, en cuyo parking es posible dejar el coche y llenar las cantimploras en la fuente. A partir de ahí, los tejos acompañan el camino mientras la rana ágil, un anfibio de Bizkaia, Álava, Navarra y Burgos, puebla las charcas cerca de las que crece la Pinguicula o grasilla, especie carnívora de la zona que sorprende a todos por sus gustos culinarios.Durante la ascensión sale al encuentro de los participantes el Ojo de Atxular, antiguo conducto de galería erosionado con un gran arco de roca por donde pasaban pastores y carboneros. Momento de parada, para escuchar explicaciones y contemplar el paisaje antes de seguir entre rocas y hayas hacia la cueva de Supelegor. Dentro de la gran boca cuadrada se encuentra un magnífico tragaluz donde los murciélagos disfrutan colgados. En la cavidad viven 16 de las 25 especies catalogadas en la península. El marco es perfecto para contar leyendas sobre Mari, la dama del Anboto.

Dos montañeros examinan el Ojo de Atxular.
Dos montañeros examinan el Ojo de Atxular. / Fernando Gómez

Desde allí los pasos han de dirigirse hacia Arko Atxa, formación geológica poco visitada pero muy curiosa. Hacia la sima de Lezabaltz, junto al camino. La majada de Lexardi, con su típica cabaña pastoril, donde es difícil orientarse cuando cae la niebla. Y Neberabarri, profunda sima rodeada por un frondoso hayedo, cubierta por una espesa vegetación y acondicionada para conservar las nieves del invierno.El macizo se abandona por Kargaleku, un paso cómodo que acerca hasta las campas de Arraba. Desde ese punto llega la hora de iniciar el descenso, de vuelta al punto de salida en esta ruta circular. Tras unas horas en contacto con la naturaleza y la cultura vasca. Más cerca ahora de nuestro pasado que del futuro.

Bola de fuego

Cuentan que algunos habitantes de Orozko han contemplado una bola de fuego surcando el cielo y que el cometa es en realidad Mari en su viaje desde el Anboto hasta la cueva de Supelegor. La diosa de la mitología vasca tiene gustos exquisitos y varias residencias. Las principales montañas de Euskadi albergan sus apartamentos naturales. El Gorbea cede dominios a uno de ellos: Itxina y su cavidad de Supelegor, un lugar plagado de ensoñaciones. Aseguran quienes creen en los mitos que Mari no vive sola, sino acompañada de una corte de sorgiñas y lamias. Cuando la tormenta arrecia y la oscuridad nocturna invade el mundo, todas se reúnen alrededor de una hoguera en el pórtico de la caverna, un espacio amplio de 400 metros cuadrados.

 

 

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