Darse una vuelta por Ibarrangelu es sinónimo de grandes vistas, por algo su nombre significa en euskera pradera profunda. Alargar el recorrido hasta Sukarrieta garantiza un final de cuento. Proponemos en estas líneas un fin de semana por estos dos enclaves pertenecientes a la comarca de Busturialdea, vagar entre sus caminos y recovecos de la mano de excursiones aptas para casi cualquiera. La primera parte del barrio de Ibaeta, en Ibarranguelu, pero llega más allá, hasta Akorda, Gametxo, Laida, Antzora, Laga y Lastarri, en una amalgama de urbanismo, naturaleza y playa con los paisajes como protagonistas. La segunda asciende desde Kanala, en Sukarrieta, al mirador de San Pedro de Atxarre, escenario mágico desde el que otear la belleza del Cantábrico y la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, Patrimonio de la Humanidad.El primer recorrido es circular. Comienza en Ibaeta, donde existe un parking para dejar el coche. La idea es dirigirse hacia Laga dejando el frontón a la izquierda. Unos 300 metros después el caminante ha de desviarse por la senda a Akorda. Pinos, encinas y robles dominan la ascensión hasta el alto homónimo. Hora de conocer el patrimonio cultural. La pequeña parroquia de Santa María Engracia (XVI), templo modesto de planta rectangular, con su leve coro central; el baptisterio y la torre del campanario a los lados. Los caseríos que adornan el barrio. La antigua escuela de barriadas de una sola planta con la que se pretendía reducir el analfabetismo en las zonas rurales. Y el monolito en memoria del último superviviente de la batalla de Matxitxako, el vecino del barrio Juan Telletxea, que recuerda asimismo a los marinos del Bou Nabarra y del Eusko Itsas Gudarostea. Observando la escultura aprende el visitante una fecha: 5 de marzo de 1937. Ese día el navío Bou Nabarra, fiel a la República, debió enfrentarse al buque de guerra franquista 'Canarias'. 49 tripulantes participaron en la gesta de la que solo saldrían vivos 19, uno de ellos era Telletxea. Trasladado a la cárcel de Ondarreta y condenado a muerte junto a sus compañeros, pasó dos largos años entre las rejas de esta prisión, hasta que el antiguo comandante del buque enemigo medió para lograr su libertad.