El camino discurre por las orillas más próximas a la desembocadura del estuario de Urdaibai, adentrándonos en los municipios de Sukarrieta, Mundaka y Bermeo. La vía senderista nos regala al paso la belleza del paisaje costero, con sus pequeñas calas, playas y coloridos puertos. Sobre el fondo azul del mar aparece pintada la isla de Izaro en la que recalan diferentes especies de aves migratorias, en torno a los vestigios de un antiguo convento de franciscanos que aún se vislumbran en el islote bermeano.
Tras cruzar la histórica villa, de tradición marinera, el camino nos dirige por barrios rurales y nos invita a ascender por la ladera del monte Burgoa. A medida que subimos se van ampliando a su vez las vistas de las aguas del Cantábrico. Desde Burgoa el recorrido desciende hasta divisar el peón de San Juan de Gaztelugatxe, y por la misma pista nos toparemos con la inesperada ermita de San Pelaio; una de las escasas muestras del arte románico en Bizkaia.
El esfuerzo merece hacer un alto en el camino en el área recreativa de Lurgorri o asomarse al viejo faro del cabo Matxitxako. En torno a su majestuosa columna descansa un observatorio de aves y cetáceos.