La inauguración del embalse de Alba (1996), en el borde oriental de los Montes de Oca (Burgos), reguló las aguas del río Oca y anegó las tierras del barranco de Montecillo. Fueron los pastizales de Alba, un pueblecito que se asentaba en su orilla. Sus habitantes, cuyo número nunca sobrepasó la docena, se dedicaban al pastoreo y al cereal. En el despoblamiento influyeron un incendio en plena Guerra Civil (1937) y los difíciles accesos a través del desfiladero o Callejón de La Hoz. Elías Rubio cuenta en su libro 'Los pueblos del silencio' que los últimos vecinos fueron Roque Rubio y Victorina Gutiérrez, con sus cinco hijos. Al fallecer Roque, su esposa e hijos se trasladaron en 1956 a Villafranca. Con la construcción del pantano, el pueblo desapareció, pero era ya una ruina desde muchos años antes.Rodean el barranco, ahora ocupado por el embalse, dos alturas menores: Somoro (1.109 m.) y Castillo de Alba, nuestro objetivo. La marcha comienza en la ermita de Nª Sª de Oca, a tres kilómetros de Villafranca. De allí sale una carretera (derecha) que sube hacia la presa. Son 1,5 kms. por asfalto que nos dejan en el alto de los Corrales de Peñalta (0h.22'), con letreros y unos corrales arruinados. A nuestra izquierda quedan el muro de la presa y la casa (cerrada) de los técnicos. Enfrente se extiende el embalse y, a la derecha, coronando un vallejo boscoso, el picacho conocido como Castillo de Alba.Por la derecha baja un camino de tierra que bordea el embalse. Lo seguimos. Pierde altura y se acerca al agua. A la izquierda hay una fuente. Al rato, alcanzamos la ensenada de Montecillo (0h.45'). Es una pradera donde pasta el ganado. El letrero de PR BU-55 indica que a 25 metros (derecha), cubiertas por la maleza, están las ruinas de Alba. Castillo de Alba está sobre nosotros. Se alcanza sin camino. Basta bordear la cima (sur) y luego por vereda (derecha), trepar entre endrinos y rosales hasta la Torre (1h.15'). No hay vértice ni buzón. Sí vemos un profundo aljibe para abastecimiento de la fortaleza. La cima de enfrente figura en el catastral como La Ayornal. Volvemos a la pista, que hacia el sur continúa hasta Ahedillo, también abandonado. De vuelta al embalse (1h.40'), nos aventuramos en Alba. Caminamos entre árboles y muros derrumbados hasta llegar al punto donde estuvo la iglesia. Más arriba mana el manantial de La Carcavilla, de difícil acceso.Alto de Peñalta (2h.05'). Caminamos hacia el muro de la presa (1.013 m). Unos escalones pegados al muro permiten bajar hasta el cauce. El graznido de los grajos dentro de la garganta llamada Callejón de la Hoz es ensordecedor. Sobre el caminante cuelga la Cueva de los Moros. Una vez abajo, el viejo camino tallado en la roca sigue el curso del Oca y baja hasta la fuente de San Indalecio. El descenso prosigue hasta la entrada del hayedo, donde la senda está señalizada con la tablilla del PR BU-55. 200 metros más abajo, recostada en la ladera de La Mazcarra, aparece la ermita de Nª Sª de Oca (2h.30').