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MONTES DE UBIETA (BIZKAIA)

Larrea (632 m.) y Zipar/Ubieta (631 m.)

La ascensión al Ubieta desde Güeñes recorre los barrios de su vertiente sur y descubre las leyendas del Palacio de las Brujas

Viernes, 06 de Diciembre de 2013

En el centro geográfico de Las Encartaciones un modesto macizo separa los valles de Galdames (N), Salcedo (S) y Sopuerta (O). Recibe el nombre de su principal cota, el Zipar o Ubieta, aunque su cota gemela, el Larrea, ofrece la misma altitud. Desde Güeñes, la excursión recorre la vertiente sur de la montañay nos descubre buena parte de sus barrios y el cargado de leyendas Palacio de las Brujas.Iniciamos la marcha en la plaza de Güeñes, frente a la iglesia de Santa María. Cogemos la carretera de Zalla, aunque por poco tiempo. Nada más pasar el palacio de los Cuadra Salcedo, hay que seguir, a la derecha (N), por un camino asfaltado que que asciende, tras varias revueltas, hasta el barrio de Santa Mariñe (0h.15"). En el último caserío, continuamos a la derecha (N) por un camino forestal que seguimos por la izquierda en la primera bifurcación. Más arriba desembocamos en otra pista. Por la izquierda, seguimos ganando altura hasta el primer desvío a la derecha, que nos lleva a otra pista superior en la que continuamos hacia la derecha. Tras una curva, el camino vuelve a ascender con ganas.Un primer desvío a la derecha invita a salir cuanto antes al cordal, pero es mejor evitarlo por culpa de la maleza, que prácticamente lo ha cerrado. Lo mismo pasa con los dos siguientes desvíos. Por fin, el cuarto es el que debemos seguir, obviando desvíos a izquierda y derecha. Lleva hasta la divisoria (0h.55"), donde por un cómodo terreno herboso remontamos hasta el Larrea (1h.20"). Su alomada cima está señalada por una placa en recuerdo de un montañero ya que el vértice geodésico, un poco más allá, no ocupa el punto más alto.El Ubieta y sus antenas, al Noroeste, nos indican el camino a seguir. La ruta no ofrece dudas. Descendemos hasta el amplio collado de Los Llanos y remontamos, en un corto pero duro repecho, hasta la cumbre (1h.45"), a la que llegamos por la pistas de servicio de las antenas. Las vistas confirman lo anunciado. Estamos en el corazón de Las Encartaciones, con una amplia panorámica de 360º a todos sus pueblos en la que destaca, a nuestros pies (N), la Torre de Loizaga, que guarda la mayor colección de Rolls Royce del mundo.

HITOS

  • Zipar/Ubieta: 631 m. (UTM:30T 489915.60 E, 4787507.23 N)

  • Larrea: 632 m. (UTM:30T 491084.32 E, 4786929.46 N) Puntuable para los Cien Montes.

  • Cómo llegar: Desde Bilbao, A-8 hasta el desvío a Balmaseda y BI-636 hasta Güeñes. Desde Vitoria, llegar a Bilbao y seguir el itinerario descrito.

  • Cartografía: MTN 61-III (Mimetiz), 1:25.000, del IGN

  • Horario: 3h.00
  • Distancia: 11.9 km.
  • Desnivel positivo: 570 m.
  • Severidad del medio: 1
  • Dificultad orientación: 2
  • Dificultad del terreno: 2
  • Esfuerzo necesario: 3
  • Tipo recorrido: Ida y vuelta
Iniciamos ya el descenso. Desde las antenas, un sendero desciende directamente por la ladera sur. Pasa junto a una de las curva de la pista que lleva a la cumbre y acaba por internarse en el pinar, por el que llega a un amplio cruce de caminos y pistas. Seguimos el tercero por la izquierda, y a los pocos metros tomamos otro que desciende hacia la derecha hacia el barrio Ubieta. No llegamos a tocar los caseríos. El camino da una revuelta para evitarlos y desemboca en una pista más amplia que un poco más abajo, a la altura de un caserío en ruinas, pasa a estar cementada.No la dejaremos ya hasta Güeñes, aunque antes pasaremos por la ruinas del barrio Ezkartzaga, los aún habitados Saratxaga y Ametzaga y el inacabado -y ahora ruinoso- Palacio de los Hurtado de Amézaga, más conocido como Palacio de las Brujas y cargado de leyendas. La primera se refiere a su construcción: don Baltasar Hurtado de Amézaga, primer Marqués de Riscal, mandó construirlo en el siglo XVIII con motivo de la visita de Felipe V, pero la muerte del marqués paralizó las obras tras dejar orden de que no se concluyese. Todos los arquitectos que intentaron retomarlas también fallecieron prematuramente.En cuanto al nombre popular del palacio, cuenta otra leyenda que un hijo de los Amézaga murió aún niño. Las ropas del fallecido fueran regaladas a una familia vecina con un hijo de la misma edad y que también falleció al poco tiempo. La madre, desconsolada, perdió la razón y sus gritos de angustia al pasearse por las cercanías del palacio se podían oir a kilómetros. Unos gemidos que se mantuvieron mucho tiempo después de morir la madre.

 

 

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