El tortuoso karst de Legarmendi ofrece un sinfín de roquedos, crestas y picachos donde disfrutar de la rota roca caliza alejados de caminos y sendas más transitados. Un buen entretenimiento reservado sin embargo al montañeros con una cierta experiencia en estos terrenos abruptos en los que nunca hay que bajar la guardia. La propuesta en este caso se refiere a las crestas centrales del macizo, que se sitúan al norte de Artaungan y al oeste de Mugarrakolanda. Dos aristas en paralelo con media docena de cotas menores para pasar una mañana haciendo el cabra.La excursión comienza en el área recreativa de Landaederra. Allí cogemos la pista que remonta hacia el macizo (SO) bordeando la modesta cota de Murugan (575 m.). hasta una curva a la derecha donde confluyen el camino que viene de santa Luzia y el sendero que remonta a Mugarrakolanda por el barranco Kataska y por el que descenderemos. Seguimos por la pista, que se empina camino de la abandonada cantera de Askorri, cuyo marmol fue muy afamado en su día. Aún contonuaremos unos metros más hasta que la pista muere en una pequeña explanada (0h.40').Es el momento de dejar los caminos transitados y adentrarse en el karst de Legarmendi. Un sendero nace a la izquierda de la plaza y remonta directamente hacia la arista. En caso de perderlo -es fácil entre la hierba que oculta las rocas- no hay que preocuparse ya que se trata de ascender hasta el cordal por el terreno más cómodo. Una vez en la divisoria, no hay más que crestear hacia la derecha (NO) hasta el buzón de Askorri (0h.55'), con muy buena vista de todo el macizo kárstico. Hacia el sur, justo enfrente, se encuentra Pagofin nuestro próximo objetivo.

Desandamos los pasos hasta el pequeño collado previo a la cima y descendemos al valle que separa ambas aristas buscando el terreno más cómodo. El destino inmediato es un cruce de caminos con un poste de señales de los Pequeños Recorridos 82 y 83, que surcan la sierra. Siguiendo el de la izquierda, a los pocos metros tomamos una senda a la izquierda que remonta por terreno herboso, aunque no tardamos en dejarla para enfilar, de nuevo entre rocas, hasta la cresta. Una vez en ella, la cima de Pagofin (1h.15') se encuentra próxima al oeste (dcha.).Iniciamos ahora la travesía por la cresta, más incómoda que peligrosa. Un pequeño corredor herboso al norte de la arista permite evitar un tramo especialmente abrupto antes de trepar hasta la cima de Erdiko Mendia (1h.30'). Y continuamos por las alturas hasta el techo de la excursión, la cima de Atxoker o Legarmendi (2h.00') completando así su cresterío.Continuamos unos metros por la arista, que inmediatamente empieza a perder altura. Tomamos entonces un sendero que sortea un par de hoyas y cae hacia la vertiente norte (izq.) hasta el camino que viene de Mugarrakolanda. Lo cruzamos y ascendemos hasta la última cota de la jornada: Pagasarri (2h.20'). Sin apenas vistas por las hayas que la pueblan, iniciamos el rápido descenso hasta el camino que hemos cruzado antes, por el que llegamos a Mugarrakolanda. Desde el collado descendemos (izq.) al barranco de Kataska y por él hasta la pista que nos devuelve a Landaederra (3h.15').