El macizo de Legarmendi, denominado erroneamente durante muchos años como Aramotz, es un áspero alineamiento calizo que se extiende hacia el oeste desde las crestas del Duranguesado (Anboto y Eskuagatx). Sus casi veinte kilómetros cuadrados separan el valle de Dima (sur) de la cuenca del Ibaizabal (norte) en su devenir entre Durango y Amorebieta. Constituye el principal complejo kárstico de Bizkaia, con permiso de Itxina.

Su tortuoso perfil hace que adentrarse en él siempre suponga un plus de aventura y riesgo si se abandonan los caminos, compensado con creces por la belleza y voluptuosidad del terreno.

Su cota principal es el Leungana, que se eleva por encima de los mil metros en su extremo oriental, prácticamente en la vertical de Mañaria. Es una cima de entidad que sin embargo pasa casi desapercibida por las altivas cumbres que le rodean: Mugarra, Untzillatx y Errialtabaso. Hoy la visitaremos en un recorrido circular que asciende por el barranco de Erleabe hasta el collado de Eguengane y desciende por el collado de Mugarrikolanda y el barranco de Aldebaraieta a la sombra de las siempre imponentes paredes del Mugarra.

Partimos desde la plaza del Ayuntamiento de Mañaria, donde un panel junto al kiosko informa de todos los senderos del Parque Natural de Urkiola. A la izquierda del frontón subimos por unas escaleras hasta el cementerio, donde seguimos la pista vecinal de la derecha. Al poco llegamos a un cruce en el que continuamos, otra vez, por la pista de la derecha. Gana altura con rapidez entre los últimos caseríos del pueblo y con buenas vistas a las cumbres calizas del entorno.

Tras una compuerta, se convierte en un camino de monte que no tarda en adentrarse en el bosque donde se alternan robles y hayas para, más arriba, dejar paso a los pinos. Continuamos en suave subida por la pista principal. Los farallones de Leungane se adivinan a nuestra derecha, tras el arbolado. Cuando el camino se aproxima a ellos, las encinas reivindican su terreno entre peñas y pedreras. Pero los pinos acaban por ganar la batalla al resto de especies. Dejamos atrás el refugio Beitiena y llegamos a la ermita de Aita Kurutzekoa, en medio del pinar a la derecha (0h.40’).

De vuelta a la pista, proseguimos la ascensión hasta un cruce, donde cogemos el desvío de la derecha abandonando el camino principal. Sube hasta el collado de Eguengana (1h.00’), presidido por un refugio y donde arranca el ascenso propiamente dicho al Leungane. Por la izquierda del refugio, el camino cruza el pinar hasta el roquedo. A partir de aquí el sendero gana altura con ganas dibujando zigzags y más arriba cruza en el hayedo de Arlamin, donde entre las viejas hayas trasmochas adivinamos las bases de varias carboneras.

Pasado el bosque, seguimos subiendo por la senda, que busca el camino más sencillo en el lapiaz, sorteando hoyas y escalones rocosos, hasta un tramo herboso a los pies de la peña cimera. Superamos este último obstáculo por la izquierda para remontar sin más dificultades hasta la cresta, por la que llegamos a la cima, coronada por un vértice y un buzón (1h.30’), desde la que disfrutamos de las vistas.

Justo a los pies de la cumbre discurre la Senda de los Carboneros (PR-BI 82), ruta circular que recorre Legarmendi desde Artaun y lleva al collado de Mugarrikolanda. Lo cogeremos más tarde. Ahora seguimos por la cresta (NE) hasta la cercana cima del Artatxagan (1h.45’) y su buzón cohete.

Ahora sí. Hacia la izquierda (N), retornamos a terreno herboso para retomar el sendero balizado, por el que llegamos primero a la fuente y enseguida al amplio collado de Mugarrikolanda (2h.10’) dominado por la mole rocosa del Mugarra. Solo queda ya descender por la pista (E), que baja a la vaguada de Aldebaraieta hasta Mañaria (3h.00’).