La sierra de Lokiz se identifica inmediatamente con Navarra. Sin embargo, sus limites noroccidentales se adentran en teritorio alavés hasta el valle de Arana. Se trata de un cordal que cierra este remoto valle por el sur y que tiene como punto más destacado, que no más alto, el Perriain, más conocido popularmente como Cluz de Alda por el crucero que lo corona, instalado por los habitantes de Alda desde tiempo inmemorial. El último de ellos, de madera, data de 1989.

Ydecimos más importante pero no más alto porque las recientes mediciones gps le han retirado la condición de punto más elevado del cordal para otorgárselo a su vecino Txintxularri, dos metros más alto. Esta asituado a apenas ochocientos metros al oeste y pasaría desapercibido como una loma más del cordal si no fuera por el hito que lo señala.

Por la vertiente alavesa, cualquiera de los tres núcleos que se sitúan a sus pies –San Vicente, Alda y Ullíbarri– sirven para alcanzar sus alturas. Optamos por San Vicente de Arana, un pueblo cargado de historia.

El origen de la villa se encuentra en un pueblo ya desaparecido de nombre Berberiego, situado a medio camino entre San Vicente de Arana y Oteo, perteneciente a la diócesis de Calahorra. Sus habitantes estaban sometidos al dominio señorial y sujetos al pago de tributos y servidumbre a sus señores, por lo que a finales del siglo XIII, para escapar de esos abusos, decidieron abandonar la población y establecerse unos kilómetros al norte en territorio de realengo, donde constituyeron bajo protección real una nueva población en torno a la ermita de San Vicente. El templo actual es una reconstrucción del siglo XVI, que conserva restos de la primera iglesia, de los siglos XV-XVI, en la cabecera y el tramo del coro.

Desde la iglesia parte precisamente la marcha. Bajamos por la amplia calle que da cara a la montaña hasta dejar atrás el caserío y llegar a la ermita de la Virgen de Uralde, donde termina el asfalto (0h.05’). A cada lado del edificio parte una pista. El nuestro es el de la derecha, que no tarda en comenzar a ganar altura suavemente mientras se adentra en un bonito bosque de haya y robles.

Desechando algun desvío, la pista nos lleva sin pérdida hacia las alturas. Cerca ya del cordal , dejamos atrás el bosque y nos aupamos a la meseta que constituye la vertientemeridional de este sector del macizo (0h.50’). Estamos en el extremo occidental del cordal y a la izquierda, sobre nosotros, divisamos el vértice geodésico del Somorredondo (0h.55’).

Iniciamos en el la travesía del cordal por una sendero algo difuso a tramos que al principio rodea (dch.) el tramo más escarpado de la divisoría pero luego la recorre para alcanzar el Txintxularri y su modesto hito (1h.10’). Continuamos por el cordal hasta adentrarnos en un hayedo. Apunto de abandonarlo, una gran haya partida por un rayo nos sirve de referencia para seguir (izd.) un sendero que nos lleva sin pérdida al Perriain y su cruz (1h.30’).

Retornamos a San Vicente completando la vuelta al macizo. Seguimos el cordal (E) cerca de los farallones durante algo más de quinientos metros hasta internarnos el hayedo (izd.). Descendemos a través de él por un sendero que lleva a una pista. Por la izquierda un largo descenso lleva hacia Alda. No llegamos al pueblo. Con las casas a la vista y tras un paso canadiense, tomamos un desvío (izd., 2h.05’) para seguir un camino que desemboca en una pista de la parcelaria (2h.25’). Cuando esta gira a la izquierda, continuamos de frente por un camino que discurre paralelo al valle y que acaba desembocando en la pista de subida, cerca de la ermita, antes de llegar a San Vicente (2h.50’).