El puerto de Herrera divide la sierra de Toloño/Cantabria en dos mitades y sirve de nexo de unión, al menos por carretera, entre la Rioja Alavesa con el resto de la provincia. Desde el alto, la primera cima que ofrece el macizo hacia el Este es el Eskamelo, una peña escoltada por una serie de picos menores como Peña del Cuervo, Dehesarroque o Castillo de Vallehermosa.Esa cercanía con el puerto de Herrera hace que este sea el punto de inicio habitual -y más directo- de las excursiones que buscan su cumbre. Sin embargo, existe otra opción que, aunque más larga, permite recorrer el conocido como Hayedo de Pipaón, frondoso y fresco bosque caducifolio que cubre la vertiente norte de la sierra en este tramo, algo que se agradece en esta época estival, cuando el sol aprieta sin piedad. Se trata del pequeño y coqueto pueblo de Pipaón. Perteneciente al Ayuntamiento de Lagrán, tiene título de villa y acoge el Museo Etnográfico Usatxi.Situados en la plaza que hay junto a la iglesia parroquial de la Exaltación de la Santa Cruz, seguimos hacia la izquierda la calle Presbitero Miner, que acaba saliendo del pueblo. En las últimas casas debemos tomar un desvío a la derecha (GR-1). Es el camino que cruza la sierra hacia la Rioja Alavesa. Llanea en este primer tramo entre campos de cultivo y el cementerio, hasta llegar a una bifurcación justo a la entrada del bosque (0h.13"). El GR-1 sigue a la izquierda, tras cruzar una compuerta, camino del puerto de Semendía. Nuestro camino, sin embargo, es el de la derecha. Gana altura suavemente y se va adentrando poco a poco en el hayedo. A la vera del camino también crecen endrinos, acebos y bojes.

La pista llega hasta el feo refugio de Olzate, desde el que parte un sendero que lleva al Castillo de Vallehermoso. Nosotros continuamos por la pista, que mantiene dirección Suroeste camino del puerto de Pipaón, en un tramo que discurre entre los ejemplares más imponentes del hayedo y pasa junto a la refrescante fuente del Pradico (1h.00). En un cruce que hay un poco más adelante seguimos la pista de la izquierda, por la que remontamos hasta el puerto de Pipaón (1h.20"), en la divisoria de la sierra, inconfundible por sus palomeras.Un senderito pasa junto a ellas y se dirige hacia el cresterío, dominado aquí por el escarpe de la Peña del Cuervo. La senda la bordea por la vertiente norte, como el siguiente pico, Dehesarroque, a cuyas paredes discurre pegado el camino antes de remontar hasta el cresterio, amplio y sin peligro en este tramo. Transitamos por él hasta situarnos en un collado en la base de la peña cimera, que requiere una pequeña trepada (I) con buenos agarres para acceder a la cima (2h.05"), presidida por el nuevo y curioso buzón del club Karpanta, en forma de botella descorchada.De regreso a Pipaón aprovecharemos para recorrer la cresta del Eskamelo, más aérea que peligrosa, que tras otro sencillo paso (I) baja a un collado con un hito. Se `puede seguir el cresterío hasta el Castillo de Vallehermoso, pero ahora no es ese nuestro objetivo. Desde el cairn, una senda cae hacia la vertiente norte camino del hayedo. El primer tramo, muy pendiente y resbaladizo, requiere tomar todas las precauciones y agarrarse a raíces y ramas. Una vez en el hayedo, la pendiente se modera. Podríamos buscar sendas y trochas, pero es más rápido bajar directamente bosque a través hasta toparnos con una pista (2h.30"). Siguiendola hacia la derecha (NE), acabaremos por desembocar en la pista que lleva al puerto de Semendia (GR-1), por la que retornaremos a Pipaón (3h45").