La ascensión a Gorbeia por las cuevas de Mairuelegorreta supone mucho más que la visita a esta gruta, una de las más importantes del País Vasco y la más larga recorrida, con sus 12 kilómetros de galerías. La excursión permite también conocer remotos y poco frecuentados hayedos, arroyos ocultos y el espolón de Igiñiger por un recorrido apto para casi todos los públicos. Esto es, atravesarlo de sur a norte por su balcón principal, a los pies de sus imponentes farallones.

La excursión comienza nada más cruzar el paso canadiense por el que se accede a las canteras de Murua. Allí mismo, a la izquierda, frente a una caseta de información del Parque (cruz de señales), parte un camino pedregoso que pasa por encima del tremendo mordisco y junto a la txabola de Asunkorta (0h.15") y llega a una bifurcación. La cruz de señales indica las dos opciones: senda Egillolarra y cueva de Mairuelegorreta. Seguimos hacia estas últimas por la derecha. La pista gana altura muy suavemente y el paseo se hace agradable entre robles y hayas mientras pasamos del barranco de Asunkorta al de Zubialde.

Tras superar una compuerta, la pista se hace algo más dura, hasta que una valla obstaculiza la caminata. Es el final de la pista. Tras ella, una senda asciende a la derecha hasta las dos cercanas bocas de la cueva (0h.45"). De vuelta a la cerca, buscamos un sendero que asciende de frente por el hayedo. Remonta sin miramientos entre brezos y helechos antes de adentrarse en un joven hayedo en el que más tarde se alternan viejas hayas.

El sendero se vuelve difuso en algunas ocasiones Los cairns confirman la dirección correcta y nos llevan hasta la regata de Pagoluzieta, que cruzamos para salir al gran balcón que recorre a media altura el espolón de Igiñiger (1h.15"). Las peñas, justo sobre nuestras cabezas, imponen desde esta perspectiva.

Iniciamos hacia la derecha la travesía del balcón camino del barranco de Dulao. La senda es al principio evidente, aunque se acaba confundiendo con las numerosas trochas que los animales han trazado entre los helechos. Intentando mantener la altitud, casi al final del balcón recuperamos un sendero por el que nos adentramos en la parte baja del barranco de Dulao, siempre por encima de las hayas (1h.35"). Tenemos justo delante la peña que le da nombre y, por encima de ella, la arista del Aldamin, que cierra la barrancada por el norte. A estas alturas de la excursión, la pendiente se hace dura, así que la afrontamos con calma para remontar hasta el collado de Aldamiñoste (2h.00"). Desde el pluviómetro, un último esfuerzo nos aupará a La Cruz (2h.15").

La vuelta la hacemos por la cueva, pero llegaremos a ella por una ruta distinta. Para ello descenderemos por el barranco de Dulao hasta el fondo, esto es, adentrándonos en el hayedo inferior hasta salir a la pista entre Errekasiku y Aldamiñape. Allí seguimos hacia la derecha, pasamos junto a los refugios y descendemos hasta otra edificación aislada. Justo delante de ella nace una senda (cairn) que remonta por el hayedo, aunque pronto comienza a llanear (izda.) en una bellísima caminata que en 20 minutos nos llevará hasta la cueva, desde la que retornaremos por el camino ya conocido a las canteras (3h.50").