El Gorbeia ha sido y es el patio de recreo de Juanito Oiarzabal. No hay semana que deje pasar sin darse una vuelta por sus hayedos, sus roquedos o sus prados. La montaña más alta de Bizkaia y Álava no tiene secretos para el ochomilista vitoriano, al menos en la vertiente alavesa. La sendas Murua, Zarate o Egilolarra son clásicas en sus paseos o entrenamientos. Pero lo que a Juanito le gusta de verdad es salir de los caminos más trillados y dejarse ir por sendas solitarias o directamente trepar entre las rocas del espolón de Igiñiger.

Por todos estos parajes, y por las cuevas de Mairuelegorreta, discurre la ruta que más gusta a Juanito. La que hace cuando busca la soledad. Hasta ahora había preservado con cariño el que considera ‘su’ recorrido. Hasta el pasado 29 de marzo. El día del vigésimo aniversario de sus 14 ochomiles guió por ella al casi centenar de personas que participaron en la marcha popular a La Cruz con la que quiso celebrarlo. La ocasión lo merecía.

La excursión comienza en el aparcamiento de las antiguas canteras de Murua, recuperadas como área recreativa. Allí termina la carretera que parte del pueblo y pasa junto al molino y los escondidos embalses. Al final del parking, un camino llanea junto al arroyo Zubialde y se adentra en el hayedo. No tarda en sortear el cauce por un puente de madera (dch.) y llegar a un amplio cruce de pistas. De frente, un ancho camino remonta por el cordal. Lleva hasta el Azero. Nuestra ruta discurre a la izquierda, por un sendero paralelo al arroyo siguiendo en los primeros metros una viejas tuberías de canalización. Un poco más adelante, un viejo puente permite cambiar de margen.

La senda no tarda en dar la espalda al río y remontar, tras cruzar una alambrada, el camino que lleva a las cuevas de Mairuelegorreta (0h.30’). Pero no llegaremos hasta ellas. El sendero, marcado con cairns, las deja a la derecha y gana altura por un bonito hayedo en el que más tarde se alternan viejas hayas. El sendero se vuelve difuso en algunas ocasiones. Los cairns confirman la dirección correcta y llevan hasta la regata de Pagoluzieta, que cruzamos para situarnos bajo el gran balcón que recorre a media altura el espolón de Igiñiger (1h.10’).

Las peñas, aparentemente inaccesibles, imponen desde esta perspectiva. Una senda remonta (izd.) por el barranco de Pagozueta hacia su cabecera, aunque no llegaremos tan lejos. A medio camino giramos a la derecha para desembocar en el circo de Igiñiger (1h.30’), espectacular paraje de indudable ambiente alpino conocido popularmente como de las neveras por los cúmulos de nieve que aguantan casi todo el año en su sombría hoya. Dejando la depresión a la izquierda, una marcada senda asciende en dura pendiente por el roquedo hasta una plataforma superior y continúa subiendo por el tramo más tendido del espolón hasta la amplia loma cimera del Gorbeia, donde La Cruz no tarda en asomar (2h.00’).

Para la vuelta, Juanito Oiarzabal insiste en buscar parajes poco frecuentados, como el barranco Errekasiku, por el que discurre en su tramo superior el arroyo Zubialde. Descendemos primero por la vertiente vizcaína hasta el collado Aldamiñospe y su inconfundible pluviómetro, y luego por el barranco Dulao (dch.), que bordea la peña del mismo nombre y se adentra en el hayedo inferior hasta salir a la pista entre Errekasiku y Aldamiñape.

Allí seguimos a la derecha y descendemos hasta un refugio con una pequeña campa (2h.30). Justo delante de ella nace una senda (cairn) que remonta (dch.) por el hayedo, aunque pronto comienza a llanear (izd.) en una bonita caminata que lleva hasta Mairuelegorreta. Los más aventureros pueden realizar este tramo siguiendo el cauce del arroyo, aunque es un tramo fuera de caminos. Una vez en las bocas de las cuevas, en la actualidad protegidas por unas berjas, retornaremos por el camino utilizado para la subida hasta las canteras (3h.30’).