El valle de Baztán está enclavado en el Pirineo atlántico, entre los puertos de Belate y Otsondo. Es el municipio más extenso de Navarra, con una superficie de 365 kilómetros cuadrados. Lo conforman quince localidades. Sus montes son de formas suaves y redondeadas, cubiertos por sugerentes bosques y bucólicos prados.

Los altos están repletos de monumentos megalíticos y las hondonadas, de cuevas. La riqueza que manó del trabajo de sus gentes está plasmada en la abundancia de monasterios, palacios y casas blasonadas de grandes balcones. La característica piedra roja es el marchamo de todo el conjunto. Fue lugar de paso y hogar de brujas, hidalgos, contrabandistas, peregrinos y buscavidas. Todos dejaron su huella.

El macizo del Alkurruntz, al oeste del valle, forma una corta cadena de cimas domesticadas. Unboto y Alkurruntz son las más representativas. Están próximas a la frontera con Francia y es fácil encontrar todo tipo de fortificaciones, que se construyeron para evitar una hipotética invasión desde el país vecino.

Aparcamos en la parte alta de Azpilikueta, junto a la escuela. Echamos a andar por una pista de cemento que conduce al cementerio (N). Ermita de San Fermín y camposanto (0h.15’). El suelo firme se termina y comienza la tierra. Proseguimos hasta encontrar Mittoneko Borda (0h.20’), a los pies de San Fermingo Harria. La dejamos atrás y de inmediato abandonamos la pista por su derecha (N).

Poco a poco ganamos metros entre árgoma y nos montamos en el cordal. Portillo de Arburu (0h.40’). Cambiamos de vertiente por un tajo en el monte. La vereda avanza a media ladera. Grupo de hayas con una cabaña en ruina (0h.50’). Seguimos de frente (NO) por suelo marcado. Caminamos por terreno descubierto por la linde de un hayedo. El paisaje se abre. Cima del Arburu (1h.00’), marcada con un montón de piedras.

Continuamos de frente (NO) hasta la amplia cima del Atxuela (1h.30’). Sin marcas. Tanto al norte como al sur de la cota encontramos megalitos. Vemos Francia y el mar. Es fácil confraternizar con montañeros galos que comparten viandas menos calóricas que los nacionales.

Descendemos (S) y nos incorporamos al GR-11. Dirigimos los pasos hacia el collado de Bagaitzeta, balizado con una modesta cruz clavada a un larguero (1h.45’). Abandonamos el bullicio senderista por la izquierda. Vamos monte arriba (S) hasta la cota del Larrondo (1h.55’). Una cruz de piedra partida en el suelo marca su punto más alto.

Proseguimos en descenso (SE) hasta llegar a un claro del bosque (2h.05’). Subimos de frente (SE). Nos sumergimos en el hayedo por un camino descompuesto y vertical. Bordeamos ligeramente la pedregosa cima y la atacamos por la vertiente sur el Ezkitz (2h.30’). Un enorme montón de piedras señala la cúspide de su afilada punta, que ofrece una privilegiada panorámica.

Regresamos sobre nuestros pasos hasta el collado (3h.00’). En la misma linde del bosque nace una pista que se bifurca en dos (NE). El ramal de la izquierda mantiene altura y muere en una borda. Tomamos el ramal de la derecha. La pista se sumerge en el hayedo y se precipita cuesta abajo. Cruce. Vamos a la izquierda. Perfilamos el monte hasta llegar a Gartzieneko Borda (3h.20’). Seguimos. Cruzamos la torrentera y conectamos con el camino de ascenso a la altura de Mittoneko Borda. Llegamos a Azpilikueta sin posibilidad de pérdida (3h.45’).