Desde La Barranca, las alturas de Baiza; San Adrián y Santa Marina aparecen como tres cimas poco destacadas en el perfil dentado de Urbasa. Una vez en los altos, el panorama cambia. Aunque el desnivel puntual a superar es bajo, encadenar estas cumbres convierte la marcha en un entretenido recorrido circular a través de los hayedos, rasos y colinas de una sierra de relieve complicado.

Aparcamiento de la renovada Venta de Lizarraga. Caminamos (O) por una pista de grava que llanea entre rocas y hayas hasta un crucero (0h.40"). Letreros. Vamos de frente hasta encontrar un hito (0h.45"). Dejamos la ruta para subir (dch.) por un sendero que trepa por la roca y termina frente a la ermita de San Adrián (0h.50"). Es un templo pequeño con zona abierta enclavado en un paraje soberbio. Se encara a San Donato y domina el llano de Etxarri y Lizarraga. Sobre el roquedo, en el borde del abismo, hay dos buzones.

Bajada por una antigua calzada que cruza un hayedo y enlaza con la pista. Pasamos el cruce (portilla) del puerto de Etxarri Aranatz (1h.10") y, ya por el borde, a otro lado de la alambrada, cruzamos por delante del poste del Arzabal o Iruelorre (1h.30") para encarar la larga cuesta del Baiza.

Subimos por sendero entre brezos, enebros y hayas rastreras hasta el pedregal cimero (1h.45"). La cumbre se conoce como Meciza y está coronada por un vértice. También hay un buzón desvencijado. Las vistas son excelentes vistas.

Bajada por la vertiente opuesta, con la alambrada a la derecha. Marcha por un brezal hasta una hondonada y vuelta a subir hasta el Idoitxar (2h.10"). Sin buzón, despejada y herbosa. Aún se conservan el anclaje y el cable de la tirolina para bajar troncos al valle.

Abandonamos los prados para entrar en el karst de Oineta. Lo cruzamos por un corto pero enrevesado sendero que nos deja en los rasos de Santa Marina, salpicados de brezo, caballos y vacas. El sendero nos sube hasta la ermita y los refugios (abiertos y con chimenea) de Santa Marina (2h.45"). La cima está algo más lejos, en el borde del prado, coronada por un buzón moderno (2h.50"). Vistas inferiores a las de Baiza.

De vuelta a la ermita, las marcas del PR nos guían por la senda que cruza un pinar de repoblación hasta el dolmen de Txapordi (3h.05"), excavado y sin tapa. Luego nos llevan hasta la pista que viene de Lizarraga (3h.20"). La abandonamos para subir ladera arriba, por una tiradera de troncos, hacia la cima del Aingibel. Dura remontada entre hayas por un terreno cubierto de hojarasca y ramas caídas que nos lleva al pie de una pequeña y cuarteada garma. El bloque central está coronado por un hito. Es la cumbre (3h.40"), poco visitada y con vistas reducidas sobre los hayedos.

A partir de este punto es aconsejable el GPS. Descendemos (SO) entre peñas y hayas. De claro en claro, tras los senderos del ganado, hasta desembocar en una dehesa salpicada de encinas y espinos (4h.15"). Por allí pasa la pista que viene de Otxoportillo. La cruzamos y, siempre por la dehesa, alcanzamos el raso y chabola de Lezaundi (4h.40")

Allí se abre el hundimiento de Lezaundi, el mayor de Urbasa. Es una hoya enorme con una visera de 70 m de largo y casi 30 de alto que protege la boca. Sirve de redil.

Tras bordear la hoya hay que improvisar, siempre en dirección SO. Hay que entrar en el hayedo y superar una garma musgosa y húmeda donde hay un sumidero. Luego, ya por terreno más despejado, continuar por el hayedo, por una zona de antiguas talas donde se acumulan las ramas muertas y la hojarasca. Terreno despejado, fácil, siempre ladera arriba. Cruzamos una pista y vuelta a subir hasta localizar el punto más alto. La cima del Oliezu (5h.15") es poco espectacular y carece de vistas. Se ubica en un calvero entre hayas recrecidas. Está indicada por un hito.

No complicamos la vuelta. Descendemos por el hayedo hasta la pista. Es la que sube al puerto de Lizarraga. Nos llevará hasta el aparcamiento y la venta (6h.20").