Hay cumbres que enamoran, auténticos imanes para los montañeros por su estética, su historia o su dificultad; y hay cumbres ignoradas, que pasan desapercibidas. La excursión que traemos hoy a esta sección asciende a una de estas últimas. Montemayor es una modesta elevación al sureste de Álava, aislada y solitaria. Una extensión de los cercanos montes de Somo, de los que les separa el río Baias y la autopista A-68. La loma, con doble cima y cubierta de bosque bajo y pinos silvestre, cierra por el norte una modesta estribación que separa las cuencas de los ríos Baias y Zadorra y que tiene, hacia el sur, en las cotas de Montarín (698 m.) y Quintanilla (674 m.) sus principales altitudes.

Quizás esta ausencia de personalidad y su fácil acceso sean los motivos que le han hecho caer en el olvido, aunque su condición de monte Centenario es suficiente para atraer la mirada del montañero, sobre todo a partir de ahora, cuando la climatología comienza a complicarse y obliga a buscar objetivos más sencillos. Montemayor se eleva entre dos pequeños núcleos rurales: Hereña (O) y Antezana de la Ribera (E). La excursión desde cualquiera de los dos es poco más que un paseo, así que una buena forma de alargarla es completar la travesía de la montaña visitando ambos pueblos.

En este caso, el punto de inicio de la marcha elegido es Hereña. Bajo la iglesia, en la fuente, hay que dirigirse hacia la izquierda por la callejuela que al dejar atrás las últimas casas se convierte en una pista forestal. Tras una curva, el camino se bifurca. El vial de la izquierda es por el que retornaremos más tarde, así que continuamos por la derecha.

Pronto se comienza a ganar altura hasta que, más arriba, la pista pasa a la vertiente sur de la montaña y cambia de dirección a componente Este para dirigirse hacia el cordal cimero. Lo alcanzamos justo en la cima secundaria de la montaña, una loma (716 m.) sin distinción alguna. A partir de ahí, la pista discurre pegada a la divisoria, por la que en un cómodo "subeybaja" alcanzamos la cumbre principal (0h.45"). Con la parcelaria a nuestros pies, las vistas se extienden hasta la sierra Badaia y su parque eólico al Norte y la lejana sierra de La Demanda cerrando el horizonte por el Sur.

Nos dirigimos ya hacia Antezana siguiendo el cordal por la pista, que inmediatamente comienza a perder altura. Siempre por el vial principal, en menos de un cuarto de hora llegamos a la ermita de San Lorenzo, cerrada a cal y canto y que se alza sobre Antezana. Justo ante ella, una pista desciende hacia la derecha hasta el pueblo (1h.05"). Lo cruzamos y, poco antes de llegar a la carretera, a la altura de una cuidada casa con un mural en su pared de contención, cogemos una pista que se adentra en un pinar silvestre. El camino llanea por toda la vertiente norte de la montaña y, desechando los pocos desvíos que llevan a la carretera, nos devuelve a Hereña (1h.45") tras un agradable paseo a la sombra de los pinos.