Armañón es el último Parque Natural añadido a la relación de espacios protegidos del Euskadi. Situado en los confines septentrionales de Carranza, Armañón y Jorrios son sus cumbres más conocidas, pero hay otras muchas que también merecen una visita y sirven para conocer más en profundidad este nuevo Parque. Una de ellas es Picorredondo, en su extremo más al norte, en la muga misma con Cantabria. Tan en los límites territoriales de Vizcaya que algunos mapas incluso sitúan este monte íntegramente en suelo cántabro.

Su acercamiento desde la vertiente sur, la vizcaína, es una áspera excursión por el corazón del Parque: el abrupto e inhóspito karst de Jorrios. Así, en su tramo final, la excursión discurre por tortuosas trochas apenas dibujadas en medio de un mar tempestuoso de lapiaces, hoyas y rocas.

La entrada al karst de Jorrios se sitúan en el collado de Campo Pedreo, a los pies del monte del mismo nombre, en su vertiente sur y las alternativas para llegar hasta él son variadas, tanto desde Turtzioz como desde Carranza. La opción elegida aquí es la del Cueto, barrio de Turtzioz. Es la que más desnivel salva y permite unas excelentes vistas del Jorrios.

En Cueto remontamos la pista que deja atrás las casas y llega hasta una trifurcación (0h.15"). Seguimos la pista de enmedio, que sigue ganando altura cómodamente, pasa junto a una borda y una casa y llega a otra bifurcación. Aquí seguimos por la derecha, hasta amplio cruce de caminos con buenas vistas al Jorrios y al Armañón y donde termina el cemento (0h.40"). A nuestra derecha, el profundo barranco de Valnero Pando.

Subimos por la pista del centro. Tras un par de revueltas, cruzamos una valla y seguimos ascendiendo, rodeando el Armañón, hasta alcanzar el collado que tiene al norte (1h.15"), conocido como Berezal o Remendón según el mapa que se consulte. A la izquierda se alza el Armañón y a la derecha, el Jorrios. Seguimos hacia este último. Bordeamos el Ilso Bandera, apenas una colina, descendemos al collado de Campo Pedreo y continuamos la pista hacia la derecha, que supera una valla y se adentra en el karst. Nada más cruzar la compuerta, los aficionados a acumular cumbres pueden ascender hasta el cercano Poza de Salce, punto culminante sin señalizar del caos de roca que se alza a nuestra derecha. (1h.30").

Retornamos a la ruta y vamos perdiendo altura hasta un collado. Bordeamos la hoya que hay a su derecha y remontamos unos metros por el espolón, aunque pronto lo dejamos para coger una trocha que discurre a media ladera en dirección oeste. El objetivo es no desviarnos demasiado ni de la ruta ni de la altitud. La senda, apenas dibujada, va y viene. Bordearemos hoyas y remontaremos espolones rocosos, pero siempre con la arista cimera a nuestra derecha.

Por fin, casi al final de la misma, en una zona con algunas hayas, descubrimos una amplia y evidente canal por la que remontamos hasta la base de la peña cimera, con vista ya al norte, al embalse de El Juncal y hasta el mar si el día es amplio. Enseguida llegamos a la cima (2h.00"), con un buzón del grupo Los Madrugadores de Trebuesto . La vuelta la hacemos por la vieja tubería del embalse de El Juncal, con la que nos encontramos si seguimos perdiendo altura desde la entrada de la canal y una opción de ascenso para los que no se atrevan a adentrarse en el karst.