El calor no debe ser una excusa para dejar de lado nuestras costumbres montañeras. Son innumerables los montes de nuestro entorno cubiertos por árboles hasta su misma cumbre. En estos casos, el premio no está en las vistas panorámicas de la cima, sino en el frescor de unos frondosos bosques en los que da gusto caminar cuando la canícula aprieta.

Hemos elegido en este caso dos montes gemelos de la Montaña Alavesa, el Jaunden y el Semendia, que se elevan sombreados por hayedos y bojedales y a la sombra de la gran sierra de la comarca: Toloño/Cantabria. Completaremos una excursión circular con inicio y final en el pequeño núcleo rural de Lagrán siguiendo además en buena parte de la ruta senderos balizados como el GR-38 (Ruta del Vino y el Pescado), el PR-A 51 (Senda del Mojón Avellano), PR-A 52 (Senda del Jaunden) y PR-A 55 (Senda Lagrán-P).

Comenzamos la caminata en la plaza de la Música de Lagrán, donde no dejamos pasar la oportunidad de llenar la cantimplora en su caudalosa y refrescante fuente. Nos dirigimos al cercano Centro de Interpretación de la Ruta del Vino y el Pescado. Allí comienzan sus balizas blanquirojas y la amarillas y blancas de la Senda del Mojón Avellano, que nos guiarán durante la primera parte de la marcha.

Abandonamos el pueblo por el lavadero y el frondoso hayedo no tarda en recibirnos con su agradable frescor. el amplio camino alfombrado de hojarasca se convierte en un agradable paseo en el que ganamos altura casi sin darnos cuenta. Cuando la cuesta comienza a hacerse evidente y el camino enfila ya hacia el Mojón Avellano, en una curva a la derecha (0h.50’), es el momento de dejar el GR-238 y el PR-A 51 y seguir de frente, un poco a la izquierda (E) un camino menos marcado que sube. Como referencia, está marcado con un hito y en la misma bifurcación hay un poste de ruta BTT.

Este nuevo camino bordea la loma de Lakubatza y baja luego hasta un amplio cruce de caminos, en el que descendemos hacia la izquierda. No tardamos en confluir, a la altura de un mojón municipal junto a una gran haya caída, con otro camino más evidente que nos obliga a realizar un giro de casi 180º y remontar a la derecha. Nos lleva hasta el cordal, donde el cielo se abre unos metros. Al poco de empezar a descender, encontramos las marcas del PR-51, a la altura de uno de sus carteles educativos, dedicado al pito real (1h.20’).

No dudamos en seguirlas (izd.) por el bojedal hasta la base de la peña cimera, a cuyo punto culminante nos aupamos con una sencilla trepada (1h.40’). Cresteamos por ella una veintena de metros para dejarnos caer a la izquierda siguiendo un sendero (hitos) que más abajo desemboca en otro más marcado y por el que descendemos en una preciosa caminata hasta el alto de Las Cruces (2h.20’), en la carretera entre Lagrán y Villaverde.

Al otro lado del asfalto, unos metros de la derecha, nace un camino por el que remontamos suavemente. En el primer desvío, seguimos de frente. Tras cruzar una valla llegamos a una bifurcación. Por la derecha, el camino llanea hasta un desvío a la izquierda (señales de caza). Remontamos, primero por el bosque y luego por terreno abierto, hasta un collado (2h.50’). Hacia la derecha, la senda se adentra en el tupido bujedo cimero, por el que progresamos hasta el buzón (3h.00’), gemelo del Jaunden.

Volvemos ya a Lagrán. Seguimos la senda para descender por la vertiente contraria del Semendia. Los cazadores han abierto muchas hacia sus puestos, por lo que no hay que equivocarse. Evitando caer hacia la izquierda. Descendemos por el pedrogoso cordal hasta salir en un descampado. La senda desemboca en una pista. Estamos en el PR-A 55, senda que marca el ancestral camino que unía Lagrán y Pipaón. Siguiendo sus balizas, a través del collado Correcaballos y rodeansdo la balsa Salmuera, retornamos a Lagrán (4h.15’).