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Al otro lado del Saibigain, antes de que el Parque de Urkiola pierda altura de manera abrupta hacia el río Indusi, se alarga de Este a Oeste la cumbre de Txumulueta o Arburueta. Es una montaña caliza y cubierta de hayas, entre el paso de Ollomendi y el espolón de Arrizuri. De cómodo acceso por Urkiola, ofrece su cara más salvaje por Indusi.
Los barriadas de Olabarri e Indusi se recuestan en las solanas de un barranco arbolado, húmedo y de gran belleza, por donde corre un caudaloso río. Está documentado que había en la zona diez molinos en funcionamiento (siglo XIX) que aprovechaban las aguas «de los arroyos Ursalto, Peletalecu, Baconani, Arragachi, Urcelay, Chirrinerrota, Indivertis, Minteguis, Landichela y otros de menor importancia».
Iniciamos la marcha en la encrucijada y ermita de Olabarri. Vamos por la pista hacia Landaxola (señal). Por el camino pasamos junto al único molino en activo. Se llama Zamakola y se desconoce la fecha de su edificación, aunque consta que a mediados del siglo XVIII ya funcionaba. Y en la fogueración de 1745 figura a nombre de Santiago de Zamácola. Es un bello ejemplo de arquitectura popular neoclásica. Destaca por el perfecto estado de conservación. Visitable los fines de semana (cita previa: 946 315 818).
Seguimos el curso del río hasta los caseríos de Kortabarria (0h.11"). Allí tomamos otra pista (izq.), de grava y de piedra, que sube con fuerza. Tras una larga tirada, pasa junto al desvío a la presa de Ursaltu (0h.25"), sale a zona abierta y entra en el pinar. Hasta hace poco un derrumbe cortaba el paso de vehículos. Siempre bajo la sombra de los pinos, especie que reemplaza a los hayedos y robledales, la subida continúa. Exige esfuerzo para llegar a un depósito de agua; llanea entre pinos por una vaguada. Cruza un torrente y vuelve a endurecerse -tramo de cemento- en la subida al caserío Erreketa.
Es un edificio en buen estado, protegido por un hayedo que ha sobrevivido al hacha del carbonero. Otra curva y alcanzamos el collado de Lejartzu (1h.10"). Señales. Está despejado tras una tala. Tiene a su izquierda la cima homónima, coronada por un buzón. Inexpugnable debido a la maraña de zarzas y endrinos que cierra el paso.
Vamos hacia el Txumulueta por una pista descarnada (derecha), que trepa por la ladera arrasada por otra tala. Se vuelve senda tras pasar una surgencia ferruginosa y supera la cuesta en dirección al hayedo, arriba. Lindero del bosque (1h.45"), en una zona de turberas machacadas por el ganado que pasta por la zona. Debemos buscar el hito que indica la ruta entre el arbolado. Pendiente y embarrado, sube en vertical. El sotobosque es sombrío, cubierto de hojarasca y hayucos que eliminan la cubierta vegetal.
Un esfuerzo y estamos arriba (2h.05"). El terreno se abre. Helechos y espinos albares, arbusto que en la medicina tradicional se usaba para frenar las arritmias. Vamos de frente por senderos que surcan el brezal hasta tropezar con unos hitos (2h.20"). Indican la ruta de subida (izq.).
Trepamos por la ladera. Por caliza cuarteada y afilada de gran adherencia, salpicada de hayas, hasta pisar la cima (2h.30"). Es incómoda, erizada de rocas y con vistas reducidas: Kanpantorreta y poco más. Cae sobre la campa de Ezkuaga. Tiene dos buzones, uno de ellos del Baskonia.
Vuelta sin camino hasta la base. Como curiosidad, señalar la existencia de dos preciosos tejos centenarios en el prado (X.525252 Y.4773437). Algo más lejos hay otro derribado. Merece la pena hacer un alto para visitarlos. Retomamos el sendero. Hacia el Saibigain sigue a Iturriotz y baja a Urkiola. Volvemos por la ruta de subida. Es un largo descenso que pone a prueba las piernas (4h.50").
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