Eskuagatx es una montaña con hechuras de macizo. Encajonada entre las sierras de Legarmendi y Durangaldea (Anboto), esta mole caliza se eleva entre Mañaria y Dima. Su inhóspito cordal cimero es una sucesión de crestas, hoyas y lapiaces salpicados de hayas en los que aventurarse requiere buen tiempo, destreza y atención para no perderse. Su cota principal es Errialtabaso, aunque se trata de la punta menos agradecida del macizo. Situada enmedio del hayedo, no tiene las vistas de la cercana Eskuagatx, sólo dos metros más baja, o Kanpantorreta, en el extremo norte del cresterío y un verdadero desafío para todo montañero que se empeñe en llegar a ella.La aproximación a la montaña desde Dima suele comenzar en la ermita San Lorentzo de Baltzola, próxima al barrio del mismo nombre. En esta ocasión sin embargo, alargaremos un poco la marcha para pasar bajo el arco de Jentilzubi y junto a la cueva de Baltzola. Por ello, la camina comienza en el barrio dimatarra de Indusi.Desde allí nos dirigimos al caserío Gibaldar, donde nos adentramos en la montaña. El arco no tarda en aparecer ante nosotros. Seguimos subiendo hasta descubrir (izd.) la cueva de Baltzola, famosa por sus vías de escalada. Al poco atisbamos también el túnel de Abaro, otro capricho natural excavado por el río Indusi. Sin perder la pista, seguimos hasta Baltzola y, más arriba, la ermita (0h.35').Allí continuamos por la pista que hay al final del aparcamiento. Nada más cruzar el paso canadiense, el vial remonta entre eucaliptus y pinos hasta el collado Olarreta (1h.15'), nudo de pistas con cruz de señales y desde donde se puede bajar a Mañaria. De frente, la pista comienza ya a ganar altura con decisión. Aún encontraremos dos bifurcaciones más (izquierda en ambas), antes de salir a terreno abierto y remontar, bajo la vertiente oeste de la montaña, hasta las campas de Eskuagatx (1h.55').

En la cruz de señales, remontamos el praderío hacia el roquedo, donde buscamos las marcas rojas -luego amarillas- que nos guiarán en el laberinto kárstico. Nada más meterse en las rocas, la senda remonta hacia la izquierda y llega hasta una abertura en el cresterío con vistas que llegan al Serantes. Desde aquí, unas marcas rojas remontan (izd.), tras pasar junto a un gran mugarri y entre hayas, hasta el buzón de Errialtabaso (2h15'). De vuelta a la ruta original, la senda balizada continúa hasta una pequeña campa en medio del lapiaz. La cruzamos y continuamos (izd.) para enlazar con un corredor herboso.Más adelante, las marcas amarillas se desvían a la izquierda y suben al cercano Eskuagatx (2h.30'), éste sí, con excelentes vistas. Unos metros más allá acaban las balizas y el tramo más accesible del cresterío. A la vista está el vertice de Kanpantorreta, la tercera cota en importancia del macizo. A los que se aventuren hasta ella (2h.50') deberán sortear hoyas y trepar por lapiaces a la brava en un ejercicio tan divertido como solo apto para montañeros avezados en estos territorios salvajes.