Las comunidades de País Vasco, Cantabria y Castilla y León se unen en la cima del mojón del Zalama (1.341 metros), antigua denominación de esta enorme loma que se yergue sobre Las Merindades y es visible desde el Cantábrico. Esta mole herbosa marca el punto final de los Montes de Ordunte y es por altimetría la tercera cumbre de Vizcaya tras Gorbea y Aldamin. Es accesible por sus tres vertientes, aunque la ruta más frecuentada por los montañeros es la que comienza en San Pelayo, a 1.5 kilómetros de Agüera y cuatro de Bercedo.

Salida de San Pelayo

De la última casa de San Pelayo, pueblecito casi deshabitado con fuente pero sin bar, parte un camino balizado con marcas de GR que se dirige (izquierda) hacia el depósito de agua (5'). En este punto comienza a coger pendiente y bien por un bosque de robles y castaños, o por una pista para tractores, accedemos (20') a un collado desarbolado (960 metros), donde nos tropezamos con la pista que proviene de Agüera.

Una vez en este punto, la ruta de acceso al Zalama no tiene ningún pérdida, incluso con niebla. Es una pista ancha y pedregosa que hace las veces de cortafuegos y sube casi en línea recta ladera arriba.

Casi a mitad de subida (50), cuando la cuesta es más fuerte y se hace más pesada, tropezamos con un letrero en el borde de un robledal nos indica (izquierda) que estamos junto a la fuente de Cabañuelo.

A partir de este momento la pendiente vuelve a hacerse muy fuerte, y siempre por terreno despejado, ascendemos hasta el collado donde se unen las cimas cántabra y principal del Zalama (1.10). Allí se juntan diferentes pistas. Debemos de seguir la de la derecha, que primero llanea y luego, tras atravesar una alambrada, sube de manera suave. Las marcas del pasado maratón de montaña Galarleiz nos serán muy útiles.

La turbera de Zalama

Al rato de caminar por los pastizales cimeros, donde pastan numerosas vacas, nos tropezamos con el vértice del Zalama (1.30'), ubicado a 1.341 metros de altura. Junto a él se encuentra un buzón sin placa. El terreno, blando y de tierra negra, como corresponde a una turbera, es despejado, venteado y las vistas son muy buenas. Ha sido desde siempre el punto utilizado por los lugareños para otear a los lobos. El descenso a San Pelayo se realiza por la misma ruta. En total se requieren 3.15 horas contando paradas, para realizar la marcha.