El Aldamin es la segunda cumbre más alta de Vizcaya, aunque no lo parece. Muchos ni conocen el dato. Es un gran desconocido frente a montes como Anboto o Zalama. La 'culpa' la tiene su vecino: el Gorbeia. Su proximidad al gran emblema de la montaña vizcaína y alavesa le ha relegado siempre a un segundo plano y le ha impedido ser reconocido con la autonomía y personalidad que merece.

Vamos a reivindicar en estas línea su protagonismo con una entretenida y sencilla travesía circular que nos permitirá conocerlo en todos sus extremos, desde la vertiginosa y abrupta cara norte hasta las herbosas lomas de su vertiente sur que comparte con el Gorbeia. Marcha que en buena parte discurre, además, por dos de los principales Grandes Recorridos que atraviesan Euskal Herria, la GR-123 o Bizkaiko Bira y la GR-12 o Senda de Euskalherria.

En su condición de recorrido circular, podemos auparnos hasta él desde distintos puntos, tanto de Álava como de Vizcaya. Los más accesibles son Pagomakurre (Areatza) y el embalse de Iondiagorta (Zeanuri), opción elegida para la presente excursión. Asimismo, queda al gusto del caminante el sentido de la marcha. Cualquiera que sea la opción elegida, la ruta apenas varía en cuanto a exigencia.

Tras remontar en coche desde Zeanuri hasta la presa de Iondiagorta, comenzamos la caminata en la explanada que hay junto a ella, habitualmente poblada de apeas y en la que un cartel avisa de que los vehículos motorizados, salvo con autorización, no pueden pasar de este punto. La pista de cemento es empinada y ganamos metros rápidamente hasta alcanzar los pastizales de Arimegorta (0h.20'), una de las muchas zonas mágicas y cargadas de historia que atesora el Parque Natural de Gorbeia. Así, unos metros a la izquierda vemos el refugio de Aginalde y su imponente tejo (uno de los 25 Árboles Singulares que existen en el País Vasco) y si seguimos de frente encontraremos los restos del dolmen de Errekatzuetako Atxa.

Sin embargo, nuestros pasos se dirigen hacia la derecha, con el Aldamin enfrente y el refugio de Cementos Lemona como referencia. Tras alcanzarlo, cruzamos el arroyo que hay detrás y seguimos por el hayedo hasta Aldamiñape (0h.30'), una protegida vaguada repleta de refugios pastoriles en la que aún quedan restos de sus ancestrales moradores, como una cochiquera aún en perfecto uso. Una cruz de señales nos indica las dos opciones que tenemos aquí: realizar la circunvalación en el sentido de las agujas del reloj o en el contrario.

Optamos por el primero, así que remontamos hacia la izquierda en dirección a las peñas de Dulau, que dejaremos a la izquierda antes de virar a la derecha y remontar, ya por la vertiente norte, el barranco de Larregoien hasta el collado de Aldamiñospe y su característico pluviómetro. A nuestra izquierda están las empinada lomas que llevan a la Cruz; y a la derecha, el peñascal por el que serpenteamos hasta la cumbre del Aldamin, coronado por un par de buzones y un gran cairn (1h.10').

De vuelta al collado de Aldamiñospe, descendemos hacia el noroeste hasta Eguiriñao y cruzamos el hayedo en dirección a Arraba hasta una cruz de señales (1h.45') que nos indica la dirección a Aldamiñape. Atravesamos la campa hasta el borde del precipicio y allí mismo nace una senda que en un continuo y suave descenso, por terreno a veces abrupto, nos lleva hasta las bordas de Aldamiñape (2h.10'). Una vez allí, la ruta de vuelta a la presa de Iondiagorta es ya conocida.