San Vicente de Robres es una aldea riojana perteneciente al Ayuntamiento de Robres del Castillo. Está encaramada sobre una cresta a 950 metros de altura en lo más profundo del valle de Jubera. Su caserío es de sobria piedra roja. Hasta hace pocos años carecía de los servicios más elementales. El pueblo tiene una docena de vecinos estables que luchan para evitar su abandono. En la actualidad cuenta con un centro lúdico, una casa rural y un gran número de viviendas reformadas.

Su primera mención en la historia data del año 1156, fecha en la que sus diezmos fueron donados al Cabildo de Calahorra. Cerca de la localidad se encuentra un yacimiento de icnitas, habituales en esta comarca. En la piedra están marcadas 106 huellas de dinosaurios, distribuidas en cuatro rastros y 19 improntas aisladas.

Nos encontramos frente a un paisaje agreste de arrebatadora belleza. El monte Tejedo, salpicado de encinas como graciosas pecas, está considerado como uno de los más bellos de La Rioja.

El recorrido parte desde el aparcamiento sito a la entrada del pueblo. Una rampa herbosa balizada con un cartel como ‘Ruta de los Dinosaurios’ nos baja hasta el arroyo (0h.07’). Cruzamos una pista y un puente. Seguimos la senda que conduce a las icnitas (N). El camino perfila el anticlinal sin ganar altura. Nada más superar la curva de la senda, estamos atentos a unos hitos a nuestra derecha que nos marcan el inicio de la ascensión (0h.10’). Subimos (E) hasta unas tenadas (0h.25’).

Una vez arriba, atravesamos el prado (E) en busca de una senda de ganado que nace entre las jaras. Unos hitos confirman qye vamos por buen camino. Perdemos un poco de altura. Seguimos el laberinto de vegetación (N) hasta llegar al collado de Alto Redondo (1h 00’). Piedra con marcas de diferentes colores. Vamos arriba (E) por terreno despejado hasta la cima del Alto Redondo (1h 05’), señalada con un buzón artesanal y buenas vistas.

Descenso por la vertiente opuesta (N) entre bojes y jaras hasta llegar a una encrucijada de pistas (1h.15’). Proseguimos sin desviarnos hasta otro cruce de caminos. Vamos de frente en descenso. La pista muere en un calvero (1h 30’). Abordamos el Tejedo por una senda que se difumina entre encinas y bojes.

No abandonamos la cresta caliza. En algún trecho nos tenemos que ayudar con las manos. La piedra da paso a un tramo final herboso. Tres encinas dan por finalizada la ascensión (1h 50’). Buzón del G.A. Baskonia que data de 1986. Las vistas se extienden sobre la feraz llanura del Ebro hasta los Pirineos, el Moncayo y el San Lorenzo.

Desandamos los pasos hasta el collado del Tejedo. Regresamos al primer cruce de pistas que encontramos (2h 25’). Bajamos por la rama de la derecha (O), por un camino descompuesto. Llegamos a Corrales de San Vicente faldeando Alto Redondo (2h 45’). Desde este punto podemos acceder con facilidad a la icnitas, situadas en la ladera conocida como La Solanilla.

Seguimos el cartel (O) que desciende hasta ellas (3h 00’). Para regresar a San Vicente de Robres no hay más opción que ascender de nuevo a los corrales y luego descender (E) al depósito de agua (3h 25’) que abastece el pueblo. Retomamos la senda que bordea el anticlinal hasta la rampa herbosa que nos devuelve en ascenso al coche. (3h.40’).