Las sierras de Peñalmonte y Peña Isasa, al sur de La Rioja, forman un conjunto montañoso cortado por fuertes escarpes que separa la vega de Arnedo, al norte, del alto curso del Cidacos, al suroeste. Es precisamente este río el que marca los límites del alineamiento y lo rodea en su totalidad, salvo por su vertiente oriental. El alargado cresterío de Peñalmonte nace sobre Arnedillo, en la Cruz de Encineta, precisamente donde el cordal ofrece sus formas más redondeadas y se prolonga hacia el suroeste hasta los cortados calizos de Peñalmonte. En este sector, los escarpes acogen una importante colonia de buitres leonados, además de otras rapaces.

El origen de Arnedillo se remonta al tiempo de los romanos, aunque no aparece citado hasta el siglo X, cuando en el "Voto del conde González" se habla de él como "Arnietello". Perteneció por donación de Alfonso VIII a los obispos de Calahorra. En 1817, un fuerte terremoto prácticamente destruyó el pueblo. Su geografía ha impedido todo desarrollo agrícola y ha sido en torno a las aguas termales que surgen junto a río Cidacos sobre las que ha fundamentado todo su desarrollo económico, de carácter turístico.

El caserío de Arnedillo se aglomera sobre la margen derecha del río Cidacos, hasta donde debemos descender para iniciar la marcha. Allí descubrimos la Vía Verde del Cidacos, una interesante opción para todo el día. Cerca de la iglesia de San Servando y San Germán, un puente peatonal nos permite pasar a la otra orilla, donde seguimos por la izquierda hasta descubrir un sendero que comienza junto a un banco amarillo y que asciende por el pinar.

La senda pasa junto al Sagrado Corazón (0h.15") y continúa aupándose al cordal, desde donde se divisa la antena de la Cruz de la Encineta, referencia permanente en la ascensión. El camino lleva a una punta y, siguiendo la divisoria a la derecha, desciende a un collado. Dando ya cara a las antenas, la ruta encara allí la ascensión a la Cruz de Encineta, bordeando un pinar y saliendo a la pista del repetidor. Justo enfrente, unos metros más allá, se encuentra el vértice geodésico cimero (1h.00").

Para continuar hacia el Peñalmonte, cuyo cresterío se ve a lo lejos (SE), retornamos a la pista. El largo paseo nos lleva a un collado con varios puestos de caza (1h.20"). Nada más pasarlos, en una curva a la derecha, abandonamos la pista para remontar el cordal por una rodada y con un pinar a la izquierda que pasa junto a los restos de una chabola y continúa en dirección al cresterío hasta situarse a los pies de los pinos que pueblan la vertiente noroeste (1h.35"). Bordeando el pinar por la derecha, enseguida nos situamos al inicio del cresterío. La punta principal se encuentra en el otro extremo de la arista, así que aún nos quedará recorrerlo, superando un par de cotas secundarias, hasta llegar a la peña cimera, coronada por un coqueto buzón (2h.10").

El descenso se hace por la ruta de subida. Sin embargo, evitaremos remontar la Cruz de Encineta cogiendo, en un amplio giro que hace la pista antes de picar de nuevo hacia arriba, una senda que ataja por la ladera noreste del Encineta hasta confluir con la ruta original, por la que retornamos, pasando de nuevo junto al Sagrado Corazón, a Arnedillo (3h.30").