El Parque de Gorbeia es el espacio natural protegido más grande de Euskadi. Y también el más visitado. Pero su extensión permite buscar caminos, bosques y praderíos en los que disfrutar en soledad de la naturaleza. Y para conseguirlo, en esta ocasión nos hemos ido hasta el cordal Dulao-Azero. Se trata de un alineamiento que se desgaja al este desde la misma cumbre del Gorbeia y pierde altura hasta el Oketa entre los barrancos Errekasiku y Zubialde.
Su fisonomía va cambiando desde las peñas del espolón de Igiñiger, pasa por la cumbre ‘mixta’ del Dulao, abarrancada por una vertiente y en suave pendiente herbosa por la otra, y la alomada cima del Azero. La excursión ofrece además un interesante componente etnográfico en el sel de Arimegorta, donde se encuentra la bella majada de Aldamiñape. Este viejo aprisco es una perfecta muestra de los antiguos usos de la montaña y se ubica estratégicamente a los pies del monte del mismo nombre y protegida de las inclemencias norteñas por la imponente pared del Aldamin.
El acceso a este cordal se puede hacer desde Ubide o desde las canteras de Murua. Hemos optado por el enclave vizcaíno para disfrutar y descubrir el bosque de Zubialde-Lasaranda. La marcha empeza en el mismo Ubide, aunque podemos quitarnos los tres primeros kilómetros de carretera si dejamos el coche en el aparcamiento de Undabe, justo a la entrada del Parque Natural.
HITOS
Dulao: 1152 m. (UTM:30T 518908.04 E, 4764961.91 N)
Zenigorta: 1018 m. (UTM:30T 518802.00 E, 4765795.00 N)
Cómo llegar: Desde Bilbao, N-240 por Barazar hasta Ubide. Desde Vitoria, N-240 por Legutio.
Cartografía: MTN 87-III (San Juan), 1:25.000, del IGN.
Horario: 4h.00’ (1h.30’ al Azero y 2h.15’ al Dulao)
Distancia: 14.0 km.
Desnivel positivo: 715 m.
Severidad del medio: 2
Dificultad orientación: 2
Dificultad del terreno: 2
Esfuerzo necesario: 2
Tipo recorrido: Circular
Desde el parking seguimos la pista que remonta el barranco de Zubialde hasta la meseta de Arimekorta. No andaremos mucho por ella. A los diez minutos (900 metros), la abandonamos para vadear (izq) el río Zubizola y comenzar a ganar altura por un bonito hayedo en el que distinguimos alguna plataforma de carboneras. Transitamos por el bosque de Zubialde-Lisaranda, un variopinto paisaje en el que se alternan hayas, robles y una aliseda de ribera. Superada la cuesta, salimos a una pista (0h.35’) por la que llaneamos (izd) en un agradable paseo en el que encontramos un panel informativo sobre este original hábitat en el que reinan anfibios y reptiles.
Más adelante, dejamos la pista para seguir un evidente camino herboso (dch) que desemboca en el vial que viene de las canteras. Por él ascendemos hasta el cordal principal, en el que, tras cruzar un cipresal, llegamos al buzón del Azero (1h.30’), aunque el punto más alto de la montaña esta quinientos metros más adelante siguiendo el cordal, en una pequeña loma sin distintivo alguno.
La dejamos atrás en un tramo con espléndidas vistas a Igiñiger, Dulao y Aldamin y bajamos hasta los conocidos como refugios del Azero. Frente a ellos, el camino se divide, una senda sube pegada a la alambrada hacia Arimekorta mientras que otra más difusa remonta (izd) el hayedo. Esta es la nuestra. Deja a la derecha un arroyo que no debemos de cruzar nunca. Remonta hasta un pequeño farallón de roca y sale a terreno abierto. Más arriba nos encontraremos con una marcada senda. Por la izquierda sube al collado sur del Dulao, desde el que nos aupamos a la loma herbosa por la que alcanzamos su rocosa cima (2h.15’).
Tras disfrutar de las vistas, que se extienden hasta Aralar y el Beriain si el día es claro, enlazamos con el sendero que baja del Gorbeia y el Aldamin y del que nos desviamos más abajo para ascender al modesto Aldamiñape, coronado por una gran escultura (2h.35’). Bajamos a la majada del mismo nombre, serpenteamos entre sus curiosos monolitos de roca y ascendemos al Zenigorta (2h.45’). Su alomada cima está dominada por una mesa o altar al aire libre y un refugio singular, el primero particular levantado en Gorbeia, encargado por José Mari Rotaeche e inaugurado en la noche de San Juan de 1920 con fuegos artificiales y todo.
Enfilamos ya hacia la meseta de Arimekorta (E), donde enlazamos con la pista que, tras cruzar un sombrío pinar, nos lleva de vuelta en un largo descenso hasta el aparcamiento de Undabe (4h.00’).