Risca de San Pedro es un modesto cordal que separa el alavés valle de Valdegobia (S), del burgalés de Losa (N) y se extiende entre Astúlez y el puerto de La Horca a lo largo de una quincena de kilómetros. A duras penas alcanza los mil metros de altitud. En realidad, solo una de su cotas supera esa altura: Peña Alta de Losa, paradójicamente, la única cumbre que se ubica íntegramente en territorio burgalés, en el extremo occidental de la sierra, sobre San Pantaleón de Losa.Su modesto caserío más concretamente el aparcamiento que hay junto a la carretera es el punto de inicio de la excursión. Con la omnipresente la Peña Colorada, esa espectacular proa natural sobre la que se alza la ermita de San Pantaleón, cruzamos la carretera y el pueblo y dejamos atrás las casa por un camino que cruza entre las huertas guiados por las marcas blancas y amarillas del PR.C-BU 62 (Sendero del Valle de Losa), compañeras durante buena parte de la caminata. El camino no tarda en desembocar en una pista que viene de la carretera y seguimos a la derecha, enfilando ya hacia la sierra. Sin dejar la pista principal, apenas ganamos altura hasta cruzar un portón (0h.25). Ahora sí, de frente, remontamos por un camino a tramos apenas dibujado en la hierba que un poco más arriba confluye con otro más marcado. Seguimos ganado altura por él hasta desembocar en una amplia pista, en un cruce con un poste de señales (0h.45).Seguimos la pista hacia la derecha, en un tramo descendente en el que coincidimos con el GR-1, hasta Fuente Camoro, un paraje donde pasta tranquilamente el ganado, inofensivo mientras no se le moleste. Justo a la altura del abrevadero, giramos a la izquierda para seguir, al principio pegado a la alambrada, un camino que vuelve a ganar altura enfilando ya directamente hacia el Barrerón de Muniteri, collado que separa las cima de Peña Alta y Peña Layera (1h.25).

Nada más cruzar la escalera, abandonamos el camino para seguir una senda (izd.) que remonta pegado al precipicio. Algo incómoda de seguir en algunos puntos por culpa de la vegetación, progresa sin más problemas hasta el buzón del C.M. Mirandés (1h.45), anclado en una pequeña meseta cimera que permite amplias vistas a todas las cumbres de la comarca.Iniciamos el descenso siguiendo cerca de la cresta una rodada que tras quinientos metros se aleja del precipicio y se adentra en un bonito bosque de pino silvestre, donde más abajo desemboca en una pista en la que de nuevo retomamos el PR.C-BU 62. Justo antes de salir del pinar, las marcas amarillas y blancas nos desvían (izd.) hasta el foso de la Lobera del Hoyo. Una rotura de su muro nos permite retomar el camino en terreno adehesado en el que apenas perdemos altura. Cuando el sendero balizado se deja caer hacia la derecha (NO) la pendiente se hace más pronunciada hasta confluir con otro camino por el que llegamos a una amplia pista que nos lleva a La Magdalena (2h.30), un coqueto barrio de Villaluenga. En el primer desvío entre los chalecitos (izd.), bajamos por el antiguo Camino Real hasta la carretera y entramos en el bello conjunto rural de Río de Losa (2h.50), donde merece la pena detenerse para conocer su fuente, su bolera, su potro, su molino y en general su arquitectura popular. Sin perder el PR, desde la plaza de la fuente dejamos atrás el pueblo y enfilamos hacia el Muyentes el monte que cierra por el oeste el valle del río Jerea en este sector. Nada más atravesar un paso canadiense, dejamos la pista para seguir (izd.) una senda que se adentra en el encinar y enlaza por el conocido como camino de Perex, que en un bonito recorrido a media ladera lleva hasta la base de Peña Colorada. Antes de retornar a San Pantaleón (4h.00), es obligada la visita a su enigmática ermita, con su pórtico protegido por el hombre del sacoy un rayo y cuya leyenda sitúa en ella el Santo Grial en la edad media.