El valle de Cabuérniga está situado en la Comunidad Autónoma de Cantabria, en el curso medio del río Saja. Cuenta con un gran terrazgo orientado de sur a norte encajonado entre montañas. Es un ejemplo de conservación de la cultura y modo de vida tradicional cántabro.
Los primeros vestigios de poblamiento se encuentran relacionados con los restos megalíticos hallados en las zonas altas de los montes. Son destacables los túmulos cercanos a la collada de Carmona y el crómlech, menhir y túmulos del collado de Sejos con representaciones antropomorfas grabadas en las piedras. La aparición de piezas metálicas en el entorno ha permitido datarlo a inicios de la edad de Bronce. La forma de vida de estos antiguos pobladores es desconocida. Se supone que seguían un esquema tribal enriquecido por las sucesivas oleadas migratorias de pueblos célticos.
La ruta parte desde el puerto de la Collada de Carmona o ‘La Collá’, paso natural de comunicación entre los valles del Nansa y del Saja. Vamos a conocer las cumbres de Zarceillo y Matamiguela que se elevan en un contrafuerte de la sierra del Cordel que se descuelga hacia el mar, en el corazón de Cantabria.
Dejamos el vehículo en el amplio rellano que hay tras el paso canadiense. Comenzamos la caminata por la pista de grava (SO) en dirección a los montes. La progresión del primer tramo es monótona. Evitamos, en la medida que es posible, la grava. Para ellos usamos atajos por la hierba.
HITOS
Matamiguela: 890 m. (UTM:30T 390900.30 E, 4786379.03 N)
Zarceillo: 905 m. (UTM:30T 391633.00 E, 4784599.00 N)
Cómo llegar: Desde Cabezón de la Sal, tomar la CA-180 hasta Valle; luego la CA-182 que comunica el valle de Cabuérniga con el valle de Rionansa.
Cartografía: MTN 57-IV (Valle), 1:25.000, del IGN.
Llegamos a la Braña de la Haya (0h.25’). Ni un árbol a la vista. Sobreviven un par de acebos protegidos por el alambre de espino que separa las parcelas. Cruce de caminos (0h.35’). Tomamos el ramal de la izquierda (S). Bordeamos el Matamiguela por su vertiente oriental. Lo ascenderemos de regreso.
El barranco que delimita el camino cae a pico a nuestra izquierda. La pendiente está cubierta por un muro tupido de hayas, robles, fresnos, acebos, pinos y avellanos. En la espesura se solazan los animales salvajes. Fuente y establo (0h.50’). Vamos a la derecha (S). Tenemos delante el Zarceillo, promontorio de hierba pelada que ganamos sin dificultad (1h.15’). Vistas sobre el Saja. Caseta de guardas forestales. A su vera crece un solitario abedul cuidado con mucho mimo.
Desandamos nuestros pasos de regreso a la Collada de Carmona. Avanzamos hasta encontrar, a nuestra izquierda, una verja verde. La cruzamos. La senda asciende y corta los prados (1h.35’). Pasamos una segunda verja, esta con paso canadiense. Una vez al otro lado, nos salimos del camino por nuestra derecha (N). Seguimos una trocha que trepa por el talud. Nos internamos en los brezales. La alambrada, siempre a nuestra derecha, nos guía hasta la cima del Matamiguela (1h.50’). Vértice geodésico y restos de haber tenido una antena. Posee una doble cima llamada Barculín, de similar altura. En días claros, se pueden ver a nuestros pies los valles de Cabuérniga y de Rionansa.
Pasamos al otro lado del alambre como podemos. Cualquier método es bueno. Perdemos altura en busca de la Braña de la Haya (NE). De nuevo en la pista, disfrutamos del paisaje y animales salvajes que nos salen al paso (3h.20’).