Los límite surorientales de La Rioja se encuentran ocupados por la extensa cuenca del río Alhama, que hunde sus raíces en tierras sorianas. En su tramo más alto queda delimitado al oeste por la sierra de Alcarama, un alargado y alomado cordal salpicado ocasionalmente por crestones rocosos que enlaza con la sierra de Achena para configurar, entre las dos, la frontera natural con Soria. La importancia de la sierra de Alcarama se entiende al recordar que se trata del punto culminante de la comarca, con altitudes que superan los 1.500 metros, como es el caso de la cumbre que da nombre al macizo.

Nos encontramos, en todo caso, en un área de clima seco y con un fuerte grado de deforestación, que se ha intentado compensar con repoblaciones de pinos que salpican las vertientes de la sierra entre paisajes dominados por gran variedad de especiales matorrales, como aulaga, brezo, enebro, estepa, romero o tomillo. Más recientemente, la instalación de un parque eólico, con sus inevitables pistas de servicio, ha terminado por romper la estética original de la sierra.

Otra de las características de Alcarama son sus minas de hierro, explotadas desde tiempo inmemorial y que en la actualidad tienen como principal producto las singulares piritas, mineral con más de 130 millones de años de antigüedad de perfectas formas de cubo creado por la alteración química de las rocas sedimentarias. La de Navajún es la más activa, principalmente con la extracción de piezas para coleccionismo. Se puede conocer gracias a las visitas guiadas organizadas desde el pueblo, donde la empresa explotadora vende vender el mineral.

Navajún es precisamente el punto de inicio de la excursión hacia el pico de Alcarama. En la plaza del pueblo debemos seguir calle arriba (N) hasta dejar atrás la última casa (Igor) y el lavadero. Nuestro objetivo inmediato son un conjunto de corrales abandonados, que cruzamos para adentrarnos (izquierda) en el barranco de la Nava. Continuamos sin pérdida por el camino, con el Alcarama frente a nosotros, hasta alcanzar un corral en ruinas (0h.20").

En la pequeña explanada que hay delante nacen varias sendas, pero la que tenemos que coger es la que discurre junto a los restos del murete de la edificación. Evitando siempre perder altura y descender hacia el cauce del arroyo, la trocha, algo difuminada a tramos, remonta entre los bancales poblados de aulaga, llega a la altura de los corrales de los Casales, en un pequeño cordal en la otra vertiente, y continúa ascendiendo hacia las minas de pirita, cuyo blanqueado cono de desechos se convierte rápidamente en la mejor referencia. Tras remontarlo, nos situamos en la amplia explanada de la mina (1h.00"), que atravesamos hasta la pared norte.

A su izquierda nace un cordal que divide las dos cabeceras del barranco y que remontamos (NNO) por una senda que a duras penas se adivina entre el espeso matorral de estepas. Por fin, salimos a una pista forestal que atraviesa esta vertiente de la sierra y delimita un pinar (1h.35"). Nos adentramos y remontamos sin miramientos hasta salir a terreno despejado, ya en las proximidades del cordal, por el que alcanzamos (izd.) sin mayores obstáculos, la pelada cumbre del Alcarama (2h.10"), sin buzón y con vértice geodésico.