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Cornejo, la montaña hueca

Burgos. Ascensión al Cornejo, que acoge en sus entrañas el complejo kárstico de Ojo Guareña, formado por más de 110 kilómetros de galerías

Viernes, 24 de Febrero de 2023

El viajero que circule por el valle de Sotoscueva desde Espinosa de Los Monteros, en Las Merindades burgalesas, quedará seducido por la media docena de formaciones calizas que se elevan a su izquierda (S). Son las Conchas, denominación que reciben por su característico perfil, con una vertiente que cae a pico, en este caso la norte, y otra que desciende suavemente hacia el sur. Frente a Quisicedo se eleva la penúltima de ellas antes de entrar en el valle de Valdeporres, el Cornejo. No es ni la más alta del alineamiento ni la más estética, pero guarda en su interior un tesoro geológico que la convierte en única: el Monumento Natural de Ojo Guareña, uno de los mayores complejos kársticos de España, formado por más de 110 kilómetros de galerías.
Su importancia va más allá del ámbito de la espeleología. Los hallazgos arqueológicos indican que estos sistemas de cuevas fueron utilizados por el ser humano entre el Paleolítico medio y la Edad Media. Además acogen más de 180 especies de invertebrados.

HITOS

  • Cornejo: 954 m. (UTM:30T 447290.00 E, 4765773.00 N)

  • Cómo llegar: Desde Bilbao, BI-636/CL-629 por Balmaseda y Villasana de Mena hasta Bercedo, BU-526 por Espinosa de los Monteros, hasta el desvío a Ojo Guareña en Villabascones.

  • Cartografía: MTN 84-IV (Espinosa de Los Monteros), 1:25.000, del IGN.

  • Horario: 3h.00’ (0h.45’ de ascensión).
  • Distancia: 10.0 km.
  • Desnivel positivo: 401 m.
  • Severidad del medio: 2
  • Dificultad orientación: 2
  • Dificultad del terreno: 2
  • Esfuerzo necesario: 3
  • Tipo recorrido: Circular
La excursión comienza en la misma boca de acceso a la cueva de Ojo Guareña, junto a la que se levanta la ermita de San Bernabé, excavada en la roca. Desde la pequeña explanada parte (dch) un camino pavimentado que lleva al alto de La Concha, puerta de acceso a la elevada meseta sobre la que se asientan Villamartín de Sotoscueva y Cornejo. Sin pisar el asfalto, giramos a la izquierda y buscamos un camino con marcas de rodada que no tarda en adentrarse en el encinar que puebla toda la vertiente meridional del Cornejo.
Metidos de lleno en el bosque, lo mejor es no abandonar el camino que se dirige hacia la cumbre ante lo intrincado del lapiaz y lo tupido del arbolado. El sendero es bastante evidente, aunque en algún tramo hay que estar atentos para no perderlo. La cumbre no tiene distintivo alguno, así que cuando el camino deja de subir lo mejor es aproximarse al cortado y pisar las dos puntas más elevadas (0h.45’). Desde aquí arriba, el dominio visual sobre el valle de Sotoscueva y el extremo oriental de la Cordillera Cantábrica es absoluto.
Volvemos al camino el iniciamos el descenso hacia Cornejo pueblo. Como en la subida, en algún tramo la senda se difumina, aunque oportunos cairns ayudan a orientarse. Próximos ya el núcleo rural, salimos a una pista que se dirige a él, aunque unos metros más adelante, en una bifurcación en un claro (1h.20’), la abandonamos para seguir a la izquierda un camino que pronto se convierte en senda, atraviesa un muro de piedra y desciende en fuerte pendiente hasta el cañón del Trema, por el que discurre la carretera a Cornejo y el arroyo que da nombre al desfiladero.
Al llegar abajo nos reciben la señales del PR-BU 40 (Senda de los desfiladeros), que seguimos junto al río y que pasa por varias oquedades en las que se has habilitado unas pasarelas para poder penetrar unos metros en su interior con seguridad. En realidad se trata de un conjunto de diaclasas, un tipo de fractura de la roca típica en la caliza. Seguimos el sendero balizado, que un poco más adelante nos lleva a cruzar el río. No lo haremos. Unos metros antes (1h.35’), la senda se bifurca y seguiremos la de la izquierda. Continúa paralela al río y acaba por desembocar en un camino carretil en una parcelaría.
Superados los cultivos, la rodada va difuminándose hasta morir en una barrera de arbustos que delimita la siguiente parcelaria. Por la izquierda, un paso protegido con una rudimientaria puerta hecha con un somier nos da acceso. Atravesamos tres campos de cultivo antes de salir a otro más grande, que recorremos por la izquierda hasta su pista de acceso, protegida con un portón candado (2h.10’) aunque con una apertura suficiente para que pasen las personas.
La pista nos lleva sin pérdida a Quisicedo (2h.25’), en cuyo primer cruce giramos (izq) para llegar al cementerio. Conectamos aquí con la carretera que lleva a Cueva, donde a su vez cogemos la asfaltada que se dirige a Ojo Guareña. Tras un centenar largo de metros por ella, seguimos un camino (izq) que baja hasta el río Guareña, lo badea y enlaza con la bonita senda que lleva de vuelta a Ojo Guareña (3h.00’).

 

RUTAS CERCANAS

 

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